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Los debates ¿ayudan?

Este domingo 18 de abril fuimos testigos del primero de tres debates organizados por el Instituto Estatal Electoral de Baja California entre los candidatos a ocupar la gubernatura de la entidad.

Este domingo 18 de abril fuimos testigos del primero de tres debates organizados por el Instituto Estatal Electoral de Baja California entre los candidatos a ocupar la gubernatura de la entidad. En total 3 mujeres y 4 hombres se disputan la titularidad del Poder Ejecutivo. Este primer debate oficial tiene lugar a dos semanas de iniciadas las campañas políticas. Sin embargo, al parecer no despertó el interés esperado de la ciudadanía. Los debates ¿ayudan? Creo que la respuesta es: depende. Pueden ayudar a los candidatos a activar sus campañas o a quienes tengan un buen desempeño permitirles influir en las preferencias que se registran hasta el momento. O pueden pasar desapercibidos para el grueso de la población. A quienes nos dedicamos al análisis electoral y político si nos son de gran utilidad para conocer el desempeño de los candidatos ante situaciones de presión y estrés.

El debate de este domingo conjugó circunstancias que no ayudaron a alcanzar los objetivos propuestos. La hora escogida (20 horas) y el día no fueron la mejor opción. Además, la duración tan prolongada del evento (2 horas y media) hizo que se perdiera la atención y que la mitad de quienes iniciaron la transmisión en redes sociales y televisión por cable, se desconectara. Dividieron el debate en dos bloques con diferentes segmentos, lo cual lo hizo largo y tedioso. Demasiados temas incluidos para una mayoría de candidatos que no conoce los problemas de la entidad y carece de propuestas para resolverlos, llevó a que se movieran en la retórica y el lugar común. Insisto, eso es útil para quienes analizamos el desempeño, la seguridad, el aplomo, la incapacidad, la falta de articulación del discurso, etc., pero no les sirve a los ciudadanos para normar sus preferencias electorales.

El formato siguió siendo muy acartonado. Antes que un debate, parecían entrevistas a cada uno de los candidatos. Quienes, además, contestaban lo que se les ocurría, muy pocos se ceñían a la pregunta formulada. Incluso los conductores, Jorge Heras Lavoe y Rosa María Méndez Fierros, trataban de regresarlos al tema, casi siempre de manera infructuosa. Las instrucciones a los periodistas encargados de conducir el evento, al parecer llevaron a que intervinieran en demasía, sobre todo la periodista Méndez Fierros, quien parecía era la protagonista.

Según la información disponible, el debate tuvo muy poca audiencia. Incluso, en una de las redes sociales se contabilizó que abandonaron la mitad de quienes al inicio seguían el evento. Insisto, todo conspiró para propiciar que no concitara el interés ciudadano.

Creo que además el hecho de que fuera virtual no ayudó a observar el comportamiento de los participantes. Cuando respondían, la cámara se enfocaba en quien tenía la palabra. El hecho de no estar en el mismo recinto hace que se diluya la posibilidad de réplicas y contrarréplicas. Al parecer, tanto el segundo y tercer debates programados (2 y 23 de mayo), también serán virtuales. Son los inconvenientes del contexto de pandemia por COVID 19 que padecemos.

En términos generales, los debates entre candidatos que no sean a la presidencia de la República no son atractivos. La preparación de los candidatos(as) es muy cuestionable, así como su capacidad para hacer propuestas viables y bien argumentadas para enfrentar los graves problemas de nuestra sociedad. En el caso que nos ocupa, todo fue previsible. Quienes se sienten por debajo en las encuestas le echaron montón a quien perciben como la puntera. Pero los argumentos parecieron burdos. Marina del Pilar Ávila Olmeda supo sortear la presión y no cayó en el juego que le tendió sobre todo la candidata de la alianza Va por Baja California, María Guadalupe Jones Garay.

Al final, los saldos de los debates se reducen a alguna expresión ingeniosa, al detalle chusco, al desplante de uno de los candidatos. Con excepción del primer debate presidencial de la historia en 1994, entre Diego Fernández de Cevallos, Ernesto Zedillo Ponce de León y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, en el que hubo un claro ganador, del resto recordamos sólo algunas anécdotas. El de este domingo pasado en Baja California, ni siquiera los ataques a la puntera fueron ingeniosos. Por eso quizá la candidata de Juntos Haremos Historia en Baja California decida no participar en el resto de los debates programados. No tiene caso arriesgar si va punteando en las encuestas. Al parecer eso es lo que dicen en su cuarto de campaña.

*- El autor es Investigador de El Colegio de la Frontera Norte/Profesor Visitante en el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California en San Diego.

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