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¿Medidas adicionales para enfrentar la crisis de agua en la región?

El pasado 3 de febrero se reunieron en Mexicali, la Gobernadora del Estado de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, el Embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar y las titulares de la Comisión Internacional de Límites y Aguas entre México y Estados Unidos.

El pasado 3 de febrero se reunieron en Mexicali, la Gobernadora del Estado de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, el Embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar y las titulares de la Comisión Internacional de Límites y Aguas entre México y Estados Unidos, esto para efecto de anunciar lo que he venido mencionando de manera reiterada desde hace tiempo: la posibilidad de implementar medidas adicionales a los recortes en las entregas de agua del río Colorado, mismos que se han estado realizando desde 2021. En esta reunión también se anunció el inicio de mesas de trabajo a finales de febrero, lo anterior es motivado por el contexto adverso de megasequía con tendencia de largo plazo que afecta las fuentes de agua de los ocho estados nacionales usuarios de la cuenca hidrográfica del río Colorado y desde luego a la zona urbana y agrícola fronteriza de Baja California.

En este sentido, subrayo que para lograr la efectividad y eficacia de las estrategias y acciones que se vayan a revisar, analizar, proponer e implementar, se deberá tener altura de miras para lograr la seguridad hídrica en el corto, mediano y largo plazo, además de ser diversas, multisectoriales y enfocadas a abordar enfáticamente la gestión de la demanda, es decir, la reducción del consumo en el campo y la ciudad. Además, éstas deberán mostrar un equilibrio con las medidas que se adopten respecto a la gestión de la oferta, es decir, la generación de nuevas fuentes de agua. A este último respecto, se debe poner especial atención en las alternativas más eficientes, menos costosas y más amigables con el medio ambiente, es decir, aquellas que se encuadren en un enfoque de sustentabilidad fuerte.

Así, podría enlistar una serie de opciones que históricamente se han dejado de lado y que van desde aplicar una regulación efectiva por parte de las entidades normativas del agua para, por ejemplo, controlar las extracciones excesivas de agua subterránea de acuíferos sobreexplotados y para detener las descargas clandestinas contaminantes a cuerpos de agua superficiales que se presentan en los cinturones industriales, así como otros procesos de ordenamiento y regularización de concesiones y sobreconcesiones de agua.

Adicionalmente, es necesario socializar y normalizar mecanismos de autorregulación entre los usuarios, es decir, una vigilancia estrecha entre vecinos de parcelas agrícolas o de hogares en la ciudad o de parques industriales; así como llevar a cabo campañas intensivas y permanentes de educación y difusión de información oportuna y clara dirigida a los diferentes sectores de la sociedad con la idea degenerar en el mediano plazo un cambio en laconciencia colectiva para el cuidado del agua.

Por otra parte, implementar apoyos e incentivos para sectores vulnerables y pueblos originarios, así como inversiones de los tres órdenes de gobierno dirigidos al rescate de grandesvolúmenes de agua por fugas en la red de aguapotable y en canales de riego, volúmenes quepueden ser transferibles a partir de una negociación justa y equitativa. Así mismo, establecer esquemas de economía circular que obliguen al aprovechamiento máximo de aguasresiduales tratadas e implementar tecnologíasverdes como la electrificación atmosférica local para aprovechar la humedad en forma devapor de agua del mar para canalizarla comolluvia hacia zonas de recarga de mantos acuíferos costeros.

Alternativas existen, solo hay que priorizarlas y ponerlas en práctica considerando adecuadamente los costos económicos, ambientales y sociales que estas implican. En este ordende ideas, se deben erradicar las fallidas formas tradicionales de planificación, gestión ygobernanza del agua, y su consecuente implementación vertical de acciones poco efectivas,de tal manera que se facilite transitar hacia elmodo inteligente de gobernanza democrática del agua, lo cual implica una toma de decisiones horizontales y ampliamente participativas, donde los habitantes de zonas urbanas,los usuarios del riego agrícola, los verdaderosprotectores del medio ambiente y la academiacomprometida incidan directamente en la solución. Esperemos pues que las mesas de trabajoanunciadas por las autoridades para establecermedidas para enfrentar la escasez, se realicendonde se asientan los actores afectados por losposibles recortes o beneficiados por las alternativas que se propongan. No es necesario ir a ElPaso, Texas o Ciudad Juárez, Chihuahua paradiscutir asuntos del río Colorado y la posiblecreación de la nueva acta 329, como ocurrió en2017 con la firma del acta 323 que estableció losrecortes actuales. Urge corregir los mecanismos “participativos” como el Consejo de Cuenca de Baja California o el Foro Ciudadano de laCILA en Mexicali, de tal manera que se impulse una nueva era de gestión efectiva del aguaque anteponga el derecho humano al agua y lasustentabilidad ambiental.

.- Alfonso Andrés Cortez Lara

*- El autor es profesor-investigador en el Depto. de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente, El Colef-Sede Mexicali.

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