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Opiáceos, música, bipolaridad y sueños de grandeza

Sobre cantantes famosos y sus demonios, opiáceos y bipolaridad. En 2009 fue Michael Jackson una de las 600 personas que murieron ese año en EU por sobredosis de opiáceos.

Sobre cantantes famosos y sus demonios, opiáceos y bipolaridad. En 2009 fue Michael Jackson una de las 600 personas que murieron ese año en EU por sobredosis de opiáceos. Prince en el 2019, también falleció con opiáceos prescritos y destapó la responsabilidad de médicos y farmacéuticas americanas en ello. El año pasado ya murieron más de 70,000 personas y la cifra más macabra es que se calcula que en los Estados Unidos, en total, va más de medio millón de fallecimientos por opiáceos, más que en toda la segunda guerra mundial. Eran baratos y legales por lo que hubo abuso de prescripciones, y ahora estos son más baratos en la calle, pero de muy peligrosa calidad. Muchos cantantes pasaron por la heroína, en el rock son famosos Tyler, Lennon, Cobain, Clapton, Morrison o Joplin. Los opiáceos como forma de mantenerse en el escenario controlando el dolor ha sido muy frecuente, para soportar una fractura y terminar su gira Tom Petty usó opiáceos prescritos, le costó la vida al mes de terminar sus presentaciones en 2018. Bien usados en medicina los opiáceos son una bendición, un bálsamo. La bipolaridad es un trastorno más frecuente entre los artistas que en la población general, probablemente por la fase creativa de la hipertimia en las fases hipomaníacas. Larga es la lista de cantantes con bipolaridad, Mariah Carey o Selena Gomez son dos ejemplos conocidos, años atrás la del genio del rock Ray Davies. Hablando sobre el tema me recomendaron le echara un ojo al Instagram de Britney Spears, es evidente está en una mala fase, su trastorno bipolar la tuvo bajo la tutela de su padre hasta que ganó legalmente su autonomía, esencialmente sobre el dinero, es una mujer cuya condición es una tragedia anunciada, a menos que vuelva a someterse al tratamiento. A mí me genera lástima, en cambio lo que sale a flote en la bipolaridad de Kanye West es la arista más fascistoide de la actual sociedad americana. No pudo competir en las pasadas elecciones presidenciales por inscribirse a destiempo, ahora lo acaba de anunciar de nuevo. Hace días se le vio con Trump, su poder económico es tan grande que nadie le puede ofrecer límites y tratamiento. Siendo negro se muestra cómo el buen esclavo, aquel que se enajena con la mentalidad del amo. La bipolaridad suele ser espectáculo, como en Britney, con Kane lucran muchos. Abusan de que él ve su trastorno como un súper poder (sic). Recientemente se le ha visto portando una camiseta de White Lives Matter y profiriendo consignas antisemitas. Está perdiendo contratos y fortuna, pero lo usa la ultraderecha americana hasta que lo deseche por deterioro. Nos abre la pregunta ¿Dónde termina el libre albedrío?

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