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Temporada de ajustes

Dentro de un mes, exactamente el 7 de noviembre próximo, la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, deberá entregar o presentar personalmente ante el Congreso del Estado, si así lo considera, su primer informe de labores al frente del Poder Ejecutivo de Baja California.

Dentro de un mes, exactamente el 7 de noviembre próximo, la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, deberá entregar o presentar personalmente ante el Congreso del Estado, si así lo considera, su primer informe de labores al frente del Poder Ejecutivo de Baja California. Seguramente ya estará buscándose el escenario para, en medio de gigantescas pantallas multicolores, rodeada de corazones, frente a su familia y de frente a sus invitados especiales, dirigir posteriormente un mensaje a los bajacalifornianos. Las redes y sus seguidores se enlazarán para, simultáneamente, reproducir el evento en las diferentes plataformas.

Pero ¿qué informará Marina del Pilar? ¿cuáles han sido los logros de su administración en estos primeros doce meses? ¿Qué se ha hecho diferente en el Gobierno del Estado como para presumir que sea, el suyo, un ejercicio diferente al de sus antecesores?

Tal vez hay quien considere que resulta injusto calificar de bueno o malo, un gobierno que lleva solo un año en el poder. Y en efecto, para quienes hoy ostentan los cargos más importantes del Poder Ejecutivo en Baja California, un año pudiera parecer muy poco tiempo, pero para una ciudadanía a la que se le ofreció un “cambio verdadero”, un año representan 12 meses ó 365 días de seguir confiando, esperando y rogando porque ese cambio llegue pronto a la entidad, a su ciudad, a su colonia y a sus hogares. Y, cuando todo sigue igual, cuando se sigue viendo lo mismo, escuchando lo mismo, esas 8,760 horas ya empiezan a pesar demasiado.

La realidad se empieza a instalar como pesada losa sobre la avalancha diaria de tick tockes, facebook lives, “#HolaHola” y “#LosQuieroMucho”. El “#AmorConAmorSePaga” se apaga cuando las cifras de inseguridad no ceden como se ofreció y se comprometió en ese acuerdo no escrito de apoyar con todo a los candidatos de Morena para, ahora sí, acabar con la corrupción y su madre, la impunidad, porque así, y solo así, podrían garantizarnos “en seis meses” un estado de tranquilidad que envidiarían muchos países europeos.

La (in)seguridad es solo uno de los pendientes más sentidos del que la gobernadora tendrá que informar. Pero ya no en el sentido de que se habrá de reforzar la vigilancia, de que se seguirá trabajando en la inteligencia, que los mapas de calor y que los grupos delincuenciales ya han sido identificados. Eso ya lo sabemos, se ha dicho docenas de ocasiones. Tampoco nos vengan de nuevo con eso de que a diario se reúnen en las mesas de seguridad para evaluar resultados y definir acciones. No olviden que mucho análisis, provoca parálisis.

Y eso es lo que se está viendo y sintiendo. Una parálisis generada entre la incompetencia y la incapacidad, aderezada con envidias y celos internos entre los principales funcionarios a quienes se les ha encomendado la tarea de procurar la seguridad pública y la justicia. Las marcadas diferencias son una muestra práctica de que los militares podrán entrar, muy forzado si quieren, pero no tienen cabida en las labores de prevención en materia de seguridad pública.

Si la gobernadora quiere mejorar resultados en esta materia en al que, definitivamente, su administración está reprobada, tendrá que dar el manotazo en la mesa para que el fiscal Carpio y el general Landeros dejen sus fierros de lado, abandonen por un momento sus ansias de novilleros y piensen en el bien mayor que es el bienestar y la seguridad de los bajacalifornianos. Sólo así, dejarán de meterse el pie, para avanzar hacia la construcción de verdaderas estrategias que contribuyan a dar tranquilidad a los ciudadanos. ¿Cuántos muertos más se necesitan?

Otro tema pendiente, del que poco o mas bien dicho, nada se habla, como si el no hablar de ello no existiera, es de la corrupción. Cada vez, con mayor fuerza, los rumores sobre conductas alejadas de los principios que rigen a Morena y su 4ta Transformación, se multiplican y trascienden en todos los niveles y direcciones. Todo esto amparado por la falta de transparencia o una intencional lentitud en la rendición de cuentas, apostándole a la desesperación y abandono de quien solicita alguna información oficial.

Pero, sobre todo, a la opaca actuación desde la oficina que encabeza la exdiputada Rosina del Villar Casas, titular de la Secretaría de la Honestidad y Función Pública, de cuya existencia sólo se sabe en el organigrama del Poder Ejecutivo y su cobro quincenal vía nómina pero que, hasta la fecha, a pesar de lo prometido y las acusaciones pendientes en contra del gobierno del exgobernador Jaime Bonilla Valdez y su gabinete, no ha hecho absolutamente nada. La opacidad de su oficina, oscurece aún más ante la falta de operatividad del Sistema Estatal Anticorrupción.

Son solo dos de los pendientes sobre los que la gobernadora tendrá que hablar durante su mensaje de primer año de gobierno. Insisto, ya no sobre el hermoso futuro que nos plantea con trenecitos en el cielo de Tijuana a Rosarito, programas de rescate de lagunas, su multipublicitado Respira o inversiones por millones de dólares para los próximos 50 años. Todo, al futuro.

Ya terminó el tiempo de las alabanzas y genuflexiones a “nuestro querido presidente Andrés Manuel López Obrador”. Es momento de comenzar a levantar la voz, más fuerte y más alto, para que dejen de verla como adicta a las redes sociales y una fanática loperzobradorista para que comience a perfilarse como una gobernadora con altura para ocupar mejores espacios en la política nacional. Una gobernadora que atiende a los gobernados.

Ya pasaron doce meses desde que asumió el poder. Fue un año que ya pasó y no se podrá recuperar. Pero quedan cinco años más en los que Marina del Pilar tendrá la oportunidad de demostrar que los bajacalifornianos no se equivocaron al elegirla gobernadora, haya sido o no resultado de la ola lopezobradorista. Tiene talento, tiene juventud, tiene visión. Es temporada de cambios.

*El autor es periodista con 45 años de experiencia, licenciado en periodismo, asesor en comunicación y marketing político, consultor de medios

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