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Todos somos líderes

“Millones vieron caer manzanas, pero solo Newton fue el que preguntó por qué” Bernard Baruch.

Si tienes una familia eres líder, al igual si tienes amigos, si tienes compañeros de trabajo, si tienes hijos adolescentes también eres líder (aunque parezca no mucho pero no desistas de serlo, después te lo agradecerán).

Y un aspecto clave de ser un buen líder no es tanto por lo qué hace sino por el impacto que tienen y por la manera que piensan. Veamos.

PENSAMIENTOS MÁS FUERTES

La manera como piensa una persona tendrá una influencia muy grande en la manera que lidera, por lo tanto si nos interesa ser un mejor padre de familia, un mejor amigo, un mejor directivo de empresa, un mejor empresario, necesitamos aprender cómo piensan los buenos líderes, ya que muy probable no podernos imitar lo que hacen pero si podemos tratar de pensar como ellos.

Craig Groeschel experto en el tema nos da tres consejos al respecto. El primero de ellos es encontrar un líder que esté mucho más adelante de lo que tú realizas. Ejemplo muy sencillo, si tienes una empresa con cinco empleados fíjate cómo lidera uno que tiene 100, y si ya tienes 100 cómo le hace uno que tiene 1,000.

Aquí entra en acción lo que Craig llama el don de la desorientación, porque este líder que admiras enfrenta muchas situaciones que ni siquiera imaginas, y así aprendes cosas que por tu cuenta tardarías mucho en hacerlo.

LO QUE MÁS RECHAZAS, DE AHÍ PARTE

Otra manera de mejorar tu liderazgo sería el observar las cosas que más rechazas o no estas de acuerdo o que afirmas de que esto no es para mi, es precisamente ahí donde tienes una oportunidad de crecer.

En este sentido es muy necesario ser un estudiante no un crítico de las cosas. Aquí pienso que no todo lo que te dicen o ves en los medios de comunicación necesariamente es cierto. Por eso los buenos líderes son personas que están en continuo proceso de aprendizaje, buscando modos de hacer mejor lo que realizan.

Y una tercera manera de ejercer un mejor liderazgo es el estar dispuesto a estar equivocado. Por ejemplo, cuántas veces hemos pensado que para ser líder se necesita un estudio tal o un puesto, cuando en realidad es la confianza y la capacidad de influir lo que caracteriza a un líder. Es famosa la anécdota de Andrew Carnegie, quien a principios del siglo pasado llegó a ser el rey del acero en USA y considerado el hombre más rico de su tiempo. En una entrevista reconoció que de acero no sabía mucho, pero su equipo directivo era el mejor en cada aspecto del negocio, y su trabajo consistía en liderarlo únicamente, dándoles amplia libertad de acción. Cuando notaba que uno empezaba a fallar en su área, lo invitaba a cenar a su casa,y en la sobremesa le hacía notar que había que cambiar o habría consecuencias…al parecer le funcionó muy bien dicha estrategia.

CONCLUSIÓN

Podemos decir que un buen líder es por su manera de pensar, y que está más enfocada en empoderar a su gente que controlarla, a invertir más que en gastar, a ver posibilidades más que problemas, y a inspirar más que motivar. Y la ventaja de que con un buen liderazgo a nivel amistad por ejemplo podemos sacar a un amigo o un familiar de una tristeza o depresión en ciernes, y si alguien es ya exitoso llevarlo a un siguiente nivel superior, a dar más de sí. A mejor liderazgo mejores familias, mejores empresas, mejores comunidades, mejor sociedad; a todos nos corresponde ejercerlo en nuestra área de influencia. ¡Feliz domingo estimado lector!

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