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Sonó en el CECUT “el delicado estruendo” de Mahler con la Orquesta de Baja California

Concierto en la Sala Federico Campbell

Sonó en el CECUT “el delicado estruendo” de Mahler con la Orquesta de Baja California

La majestuosa sonoridad de la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler resonó a plenitud en la Sala Federico Campbell del Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura, y nadie de los que presenciaron el concierto de la Orquesta de Baja California este jueves 30 de mayo pudo sustraerse al impetuoso estímulo de la música que llenó la totalidad del espacio.


Bajo la dirección del Mtro. Armando Pesqueira, la OBC acometió con el rigor que la distingue una obra compleja, llena de virajes rítmicos e inflexiones tonales que las distintas secciones de la orquesta interpretaron con fuerza, precisión y naturalidad.

De la gravedad tonal que genera cierta atmósfera fúnebre de los dos movimientos iniciales, la orquesta transitó sin dificultad a los chispeantes acordes del tercer movimiento que, en comparación con aquellos, resultó un remanso melódico con evocaciones rítmicas de algo parecido a un vals -Mahler, al fin, compositor austriaco-, antes de pasar al cuarto movimiento, el famoso adagietto, el más conocido de la Quinta Sinfonía, cuyas notas lánguidas y apasionadas dan paso al “delicado estruendo” del movimiento final.

Según explicó el Mtro. Pesqueira instantes antes del concierto, Gustav Mahler es uno de los grandes sinfonistas que ha dado la historia de la música. Esta obra pertenece a su segunda etapa creativa, de hecho la Quinta Sinfonía inaugura esta nueva etapa, pues sus obras anteriores siempre estaban inspiradas ya sea en una canción o un poema, y tenían una cualidad programática, como muchos compositores románticos de su época, en el sentido de que estaban basadas en elementos extramusicales, como podrían ser sucesos de la historia o la letra de una canción folclórica o popular.

Esta Quinta Sinfonía supone un cambio radical, porque el interés de Mahler no es ya tanto contar una historia específica, sino hacer música por la música misma. Esta es una obra de “música pura”, si se puede llamar así, aunque sí tiene un contenido dramático bastante explícito y contrastante, y uno se puede imaginar lo que pudo estar pensando Mahler al componerla, señaló el Mtro. Pesqueira.

Esta sinfonía la compuso durante los veranos de 1901 y 1902, apuntó el director de orquesta, en esos años Mahler estuvo a punto de morir y el inicio de esta sinfonía es muy dramático y posee aires de marcha fúnebre; pero en 1902 se acababa de casar, estaba muy enamorado y, por lo tanto, la última parte de la obra está llena de vida y desbordante optimismo.

Compuesta por cinco movimientos, divididos en tres partes: la primera, que abarca los dos primeros, de marcados tonos fúnebres; la segunda es pura alegría que expresa el gusto por estar vivo y la tercera parte, que comprende el cuarto y quinto movimientos, incluye su célebre adaggieto, que se dice que fue escrito para su esposa, es una obra muy romántica, y el último es un rondó lleno de complicaciones contrapuntísticas, inspirado en Bach y marca una conclusión apoteótica, llena de alegría, explicó Pesqueira.

El concierto de la OBC en el CECUT fue presentado por la Fundación de Artes Musicales.

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