Buscan concientizar a menores de Rosarito sobre el cuidado de animales

Rosarito, BC.- Para hacer conciencia sobre el cuidado de los animales domésticos, la escuela primaria Gustavo Díaz Ordaz, ubicada en el poblado Venustiano Carranza en la delegación Primo Tapia en Rosarito, será la primera en recibir a un grupo de animalistas quienes realizarán diversas actividades junto con los niños, sobre este tema.

Blanca Álvarez Dorado, asesora jurídica de diversos grupos de animalistas, expuso que como parte de las meses de trabajo que se han sostenido con la delegada de la Secretaría de Gobierno del Estado, Pilar Olimpia Vargas, se logró que inicien los programas informativos y de concientización en las escuelas, que permitan ir atendiendo el problema que representan los animales callejeros.

Rosarito

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Explicó que una vez que regresen a clases, se iniciará con este programa, el cual se pretende extender a otras escuelas, como un primer paso ya que los niños son los primeros en tener contacto con una mascota y es importante que conozcan la responsabilidad que ello conlleva.

Protección de los animales

Agregó que pareciera un paso pequeño, pero es parte de las aportaciones que la sociedad civil realiza para la protección de los animales y así evitar que formen parte del problema que se vive hoy.

Álvarez Dorado agregó que también se trabaja en una nueva ley de protección animal, donde se defina claramente a qué entidad le corresponde atender el problema, pero privilegiando el bienestar de los animales, como un principio básico.

Mencionó que hay grandes avances y que en algunas semanas se presentará un proyecto que pueda ser analizado por la comisión correspondiente en el Congreso del Estado y que la ley que se propone por los ciudadanos, pueda ser analizada y armonizada con las demás dependencias involucradas, a fin de contar con una nueva ley que dé oportunidad a la adopción de aquellos gatos y perros que son abandonados.

Añadió que también se prevé que desaparezcan las corridas de toros donde se sacrifica al ejemplar, al igual que las peleas de gallos donde el único fin, es la muerte de uno de ellos que no puede ser justificado como costumbres culturales.