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Sálvese quien pueda

Lo cierto es que esos 29 ya son problema de Estados Unidos y acá la clase política gobernante se queda a la expectativa...

Sergio Valle

Ni los más destacados analistas y expertos en asuntos de seguridad binacional atinan a dar una opinión sólida sobre lo que esta semana sucedió, cuando el Gobierno mexicano envió a los Estados Unidos a 29 narcotraficantes de alto perfil.

El más emblemático es sin duda Rafael Caro Quintero, a quien por décadas ha reclamado el gobierno estadounidense, para que responda por el asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, cometido en 1985 en Guadalajara, Jalisco, y por el que se le acusa al ya viejo capo sinaloense.

Sin mayor escándalo mediático y al margen de los largos juicios de extradición, al menos en la mayoría de los casos, el Gobierno de Claudia Sheinbaum envía a este numeroso grupo de peligrosos delincuentes para que respondan ante las autoridades del vecino país por una infinidad de cargos, para los cuales incluso se podría buscar la pena de muerte.

Interpretaciones hay muchas, como aquella que señala el hecho como un verdadero acto de valentía de nuestro gobierno, que al entregar a tantos capos como jamás se había hecho, envía un mensaje contundente a los criminales que aún siguen libres de que no habrá contemplaciones de ningún tipo.

Se aprovecha también para especular que los procesos de estos casi 30 ahora extraditados, estaban siendo dilatados por jueces corruptos mientras se encontraba la forma de evitar su extradición, mantenerlos en penales mexicanos y así facilitarles que sigan al frente de sus grupos delincuenciales, aunque fuera desde sus lujosas celdas.

Incluso que estaban a punto de ser liberados.

Una interpretación más es aquella que se resumiría en la famosa frase de “el miedo no anda en burro” y fueron tan fuertes las amenazas del gobierno de Donal Trump, que quizá tenga tanta información sobre narcos y políticos mexicanos, que mejor no se quisieron arriesgar y le mandaron el pedido completo. Incluso otra más arriesgada, aunque posible, de que sería un intercambio de esos 29 a por la repatriación de Ismael “El Mayo” Zambada.

Lo cierto es que esos 29 ya son problema de Estados Unidos y acá la clase política gobernante se queda a la expectativa, porque en ese envío los capos ahora en manos de los fiscales norteamericanos podrían llegar con kilos y más kilos de información sobre gobernantes y políticos mexicanos de todos, pero de todos los partidos.

Y sálvese quien pueda.

ESO ESTÁ MAL

En la semana, los senadores alineados en la llamada 4T dieron un revés a la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum al retrasar la entrada en vigor de una iniciativa de ley que prohíbe el nepotismo.

Los detalles de la propuesta ya se conocen, lo que no se conocía es esa especie de fractura que parece haber entre al menos un sector de los legisladores cuatroteros con la jefa del Ejecutivo.

Vaya, cuando AMLO no se atrevían a moverle ni una coma, era mucho el miedo que le tenían al de Macuspana.

O igual esa es la misma razón por la que ahora le movieron las cosas nada menos que a la Presidenta.

Es evidente la diferencia en el trato a la señora frente al que le deban a su antecesor y al menos a mi no me parece correcto.

Lo dije aquí y lo reitero: Ella es la Presidenta y el que se fue, ya no debe intervenir ni se le debe permitir.

Ya veremos qué sucede en las elecciones intermedias.

EL RETORNO

Germán Martínez Cázarez ha regresado a las filas del Partido Acción Nacional, convirtiéndose hoy en un activo mucho más valioso de lo que era cuando se fue a seguirle la corriente a AMLO al inicio de su sexenio.

Y claro que llama la atención de que en una época en la que todos corren a cobijarse en el partido oficial, un político de esa talla haga exactamente lo contrario.

O es un hombre de profundas convicciones democrática o al menos ve venir algo o sabe algo.

Ya veremos qué tanto lo aprovecha el grupo enquistado en el poder dentro del panismo nacional.