Familia boliviana resguarda 124 años de historia de La Paz en fotografías

Tijuana BC.- La familia Cordero ha preservado durante 124 años la historia y personajes emblemáticos de La Paz a través de sus fotografías, consolidando un archivo lleno de técnica y memoria histórica.

Julio Cordero Benavides, de 86 años y tercera generación de la familia, expresa orgullo por el legado familiar, destacando su especialización en estudios de galería y su trabajo retratando a expresidentes bolivianos.

Uno de sus mayores logros son los retratos de cholas paceñas, mujeres aimaras del altiplano, cuyas imágenes adornan las paredes de su hogar.

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Legado fotográfico

El legado fotográfico de la familia comenzó en 1900 con Julio Cordero Castillo, quien introdujo las primeras técnicas de fotografía en Bolivia. En 1905, utilizó una ampliadora que permitía revelar fotos en tamaño real, innovando el arte fotográfico en La Paz.

El estudio fotográfico de la familia se ubicó en la zona del mercado Rodríguez, convirtiéndose en un lugar icónico que sigue en pie. Además de personas, los Cordero retrataron lugares emblemáticos de La Paz, creando un archivo visual que incluye sitios históricos y la vida cotidiana de la ciudad.

Julio Cordero Ordoñez, hijo de Cordero Castillo, siguió su legado, perfeccionando técnicas como la fotografía en sepia y capturando la imagen de Franz Tamayo, poeta boliviano, inmortalizada en el billete de 200 bolivianos.

Objeto de estudio

Las fotografías de la familia han sido objeto de estudio por antropólogos y sociólogos, y parte de su archivo se encuentra abierto al público, gracias a la iniciativa de Ninoska Cordero, bisnieta del pionero.

La familia enfrentó problemas legales que resultaron en la pérdida del nombre original del estudio, pero esto les permitió crear el centro cultural La Chula, donde se expone la historia y trabajo de las tres generaciones de fotógrafos.

La Chula ofrece al público la oportunidad de conocer la historia de La Paz a través de la lente de la familia Cordero, además de permitir retratos en escenarios históricos.

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Actualmente, la familia trabaja en la creación de un museo para exhibir las herramientas y materiales utilizados por las tres generaciones, y con la ayuda de profesionales, están sistematizando el archivo para asegurar su preservación.

Ninoska Cordero, representante de la cuarta generación, se enfoca en mantener el legado y abrir el centro cultural como un espacio de aprendizaje y memoria para todos.