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¿Cómo funcionan los recuerdos? Científicos descubren por qué duran tanto en nuestra cabeza

Algo tan pequeño como una molécula es responsable de que las personas posean una memoria larga capaz de almacenar memorias

¿Cómo funcionan los recuerdos? Científicos descubren por qué duran tanto en nuestra cabeza

¿Alguna vez te has preguntado por qué ciertos recuerdos duran toda la vida mientras que otros se desvanecen? La respuesta radica en cómo se activan y fortalecen las neuronas en el cerebro.

Cada vez que vives una experiencia, las neuronas en una región llamada hipocampo se disparan y crean una especie de mapa de ese momento. Si vuelves a recordar esa experiencia, las mismas neuronas se activan, reforzando la conexión entre ellas.

De la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo

Con el tiempo, estas conexiones neuronales en el hipocampo, junto con la actividad en otras áreas del cerebro, convierten un recuerdo fugaz en uno duradero. Las células cerebrales producen proteínas para fortalecer estas conexiones, o sinapsis. Una de las proteínas más importantes es la enzima PKMzeta, producida continuamente por las neuronas. Pero, ¿cómo sabe esta enzima dónde ir para asegurar que ciertos recuerdos permanezcan con nosotros?

El misterioso rol de KIBRA

Según un estudio de la revista Science Advances, científicos han encontrado la clave: una molécula llamada KIBRA actúa como un “pegamento” que une la enzima PKMzeta a sinapsis fuertes y llama a nuevas PKMzeta cuando la enzima se degrada. Este hallazgo, publicado el 26 de junio en la revista Science Advances, ofrece una nueva perspectiva sobre cómo nuestros recuerdos perduran.

Descubrimientos en humanos y ratones

Investigaciones anteriores sugirieron que diferentes versiones de la molécula KIBRA están relacionadas con variaciones en el rendimiento de la memoria. Se sabía que KIBRA interactúa con PKMzeta en el hipocampo de los ratones. Intrigados por esta interacción, los científicos decidieron profundizar en el tema.

En el laboratorio, los investigadores bloquearon la interacción entre KIBRA y PKMzeta en ratones para ver cómo afectaba su memoria a largo plazo. Los resultados fueron sorprendentes: al bloquear esta interacción, los ratones olvidaron evitar una zona donde habían recibido descargas eléctricas. Sin embargo, cuando la interacción no se interrumpió, KIBRA y PKMzeta continuaron trabajando juntas, formando nuevos complejos en el hipocampo y ayudando a los ratones a recordar la zona de peligro durante un mes.

Un vistazo al futuro de la memoria

Este hallazgo no solo es fascinante, sino que también tiene implicaciones profundas para el futuro. Estudios anteriores mostraron que aumentar la cantidad de PKMzeta en el cerebro de roedores puede revivir recuerdos débiles. Esto sugiere que KIBRA, al actuar como pegamento y guía para PKMzeta, podría ser la clave para mantener vivos nuestros recuerdos más preciados.

Esperanza para tratamientos de enfermedades neurodegenerativas

Aunque esta investigación está en sus primeras etapas, los científicos son optimistas. En el futuro, podríamos usar este conocimiento para tratar enfermedades como el Alzheimer. La idea es utilizar KIBRA para llevar PKMzeta o moléculas similares a sinapsis debilitadas, fortaleciendo así los recuerdos. Sin embargo, es importante recordar que en enfermedades como el Alzheimer, las neuronas se dañan y mueren, lo que limita la eficacia potencial de estos tratamientos.

Aún queda mucho por descubrir. Entender cómo la interacción entre PKMzeta y KIBRA se traduce en nuestras experiencias de memoria es solo el comienzo. “Nos queda bastante camino por recorrer para convertir la descripción de estas moléculas en esa cosa experiencial que apreciamos: lo que llamamos memoria, creencia, intención y demás,” dijo André Fenton, coautor principal del estudio.

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