¿Qué tienen en común Taylor Swift y los poetas románticos?

El reciente álbum de Taylor Swift, con sus referencias a poetas torturados, se conecta con una rica tradición literaria de figuras que han buscado expresar las duras realidades de su tiempo. Con una línea como: “Me reí en tu cara y dije ‘No eres Dylan Thomas, yo no soy Patti Smith’”, Swift se coloca sutilmente dentro de una larga línea de escritores y artistas que han usado su obra para canalizar las complejidades de la experiencia humana.

El Romanticismo, el movimiento literario que surgió a finales del siglo XVIII, estaba lejos de ser el “romántico” ideal que podríamos imaginar. En lugar de centrarse en el amor idealizado y la belleza, los escritores de la época usaron lo grotesco y lo fantástico para abordar los cambios tumultuosos de su tiempo, como el ascenso y la caída de Napoleón, la abolición de la trata de esclavos y el comienzo de la industrialización. Las obras de figuras como William Wordsworth, John Keats y Emily Dickinson, junto con poetas menos conocidos como Charlotte Smith y Thomas Hood, ayudaron a moldear el arquetipo del “poeta torturado”.

En el corazón del Romanticismo estaba la idea de que “toda buena poesía es el desbordamiento espontáneo de poderosos sentimientos”, como escribió Wordsworth en su Prefacio a los Baladistas Líricos. Los escritores románticos rechazaron el racionalismo de la Ilustración a favor de la emoción, la intuición y lo sublime. Sus obras exploraron temas como el amor, la naturaleza, lo sobrenatural y las complejidades del alma humana.

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Sin embargo, el Romanticismo no se limitó solo a poetas occidentales. La poeta africana-americana Phillis Wheatley usó sus versos para abogar por la libertad y la espiritualidad en medio de los horrores de la esclavitud, mientras que el abolicionista Olaudah Equiano incorporó poesía en su autobiografía, haciendo un ferviente llamado por la emancipación de los esclavizados. El movimiento también vio a poetas como Juan Francisco Manzano de Cuba y Sor Juana Inés de la Cruz de México desafiar las normas sociales, lo que hizo que la tradición romántica fuera más diversa y expansiva.

A medida que el Romanticismo evolucionaba, también surgió el subgénero del Romanticismo Oscuro, que exploró temas más sombríos, a menudo a través de imágenes góticas y trágicas. Escritores como Nathaniel Hawthorne y Edgar Allan Poe utilizaron esta visión más oscura para criticar la búsqueda de la perfección y adentrarse en temas existenciales. Tamerlane de Poe, por ejemplo, utilizó un escenario gótico medieval para explorar la ambición y la mortalidad.

Los siglos XIX y XX trajeron nuevos desafíos y preocupaciones, desde el imperialismo hasta el auge de la tecnología. Poetas como Christina Rossetti y Rudyard Kipling reflejaron los temores de la era victoriana, mientras que figuras de la “Generación Perdida”, como Gertrude Stein y T.S. Eliot, respondieron a la devastación de la Primera Guerra Mundial con versos fragmentados y poco convencionales. El famoso poema de Dylan Thomas, Do Not Go Gentle into That Good Night, se convirtió en un llamado atemporal a la resistencia ante la muerte.

Para el siglo XX, los poetas comenzaron a difuminar las fronteras entre la música y la poesía, a menudo en el contexto de movimientos de protesta. Los movimientos de derechos civiles, la liberación de la mujer y la protesta contra la guerra de Vietnam inspiraron a poetas que buscaban desafiar el status quo. Taylor Swift hace alusión a esta tradición, mencionando a Patti Smith, una poeta convertida en cantante que fue clave en la escena punk de los años 70. La influencia de Smith refleja la relevancia continua del legado de los poetas torturados, que no solo ha influido en la poesía, sino que también ha inspirado a músicos y otros artistas a lo largo de las generaciones.

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De esta manera, el álbum de Swift se conecta con una larga historia de artistas que han utilizado su obra para criticar, reflexionar y responder al mundo que los rodea, basándose en la tradición del poeta torturado que sigue resonando hoy en día.

Con información de Natgeo.