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¿Por qué se forma el sarro en los dientes y cómo evitarlo?

El sarro dental es la acumulación endurecida de placa bacteriana en los dientes, lo que puede derivar en problemas como caries y enfermedades en las encías.

¿Por qué se forma el sarro en los dientes y cómo evitarlo?

CIUDAD DE MÉXICO.- El sarro dental, también llamado cálculo o tártaro, es una acumulación endurecida de placa bacteriana que se adhiere a los dientes. Su formación ocurre cuando la placa no se elimina adecuadamente con el cepillado y, con el tiempo, se mineraliza debido a los minerales presentes en la saliva.

Este proceso no solo afecta la estética dental, sino que también puede generar problemas de salud bucal más graves. La acumulación de sarro crea un ambiente propicio para la proliferación de bacterias dañinas, lo que aumenta el riesgo de caries y enfermedades en las encías.

Según el Consejo General de Dentistas de España, la presencia de sarro es un indicio de higiene bucal deficiente y puede derivar en complicaciones como inflamación de encías (gingivitis) y enfermedades periodontales más serias.

Diferencias entre la placa y el sarro

La placa bacteriana es una película pegajosa que se forma diariamente en la superficie de los dientes y contiene bacterias, restos de alimentos, saliva y células muertas. Aunque esta puede eliminarse con una rutina adecuada de higiene oral, si no se retira a tiempo, se endurece y se convierte en sarro.

Este proceso puede ocurrir en un periodo de 24 a 72 horas después de la formación de la placa. A diferencia de la placa, el sarro no puede ser removido con un simple cepillado y requiere una limpieza profesional para su eliminación.

El sarro tiene una textura rugosa y puede presentar una coloración blanquecina o amarillenta. Al adherirse fuertemente a los dientes, facilita aún más la acumulación de bacterias y placa, agravando los problemas de salud bucal.

Prevención del sarro con una higiene adecuada

La mejor manera de evitar la acumulación de sarro es mantener una rutina de higiene bucal adecuada. Cepillarse los dientes después de cada comida, especialmente antes de dormir, es fundamental, ya que la producción de saliva disminuye durante la noche, favoreciendo la acumulación de bacterias.

El uso de un cepillo de cerdas suaves y una pasta dental con flúor ayuda a fortalecer el esmalte y prevenir caries. Además, complementar el cepillado con hilo dental o cepillos interproximales permite eliminar residuos de alimentos y placa en áreas de difícil acceso.

En algunos casos, el uso de irrigadores bucales puede ser útil para limpiar zonas donde el cepillo y el hilo dental no llegan fácilmente. También es recomendable reducir el consumo de alimentos ricos en azúcar, ya que estos favorecen el crecimiento de bacterias responsables de la formación de placa y sarro.

Consecuencias del sarro en la salud bucal

Más allá de la apariencia de los dientes, la acumulación de sarro representa un riesgo para la salud oral. Al ser un reservorio de bacterias, puede provocar enfermedades como la gingivitis, caracterizada por inflamación, enrojecimiento y sangrado de encías.

Si no se trata a tiempo, la gingivitis puede avanzar a una periodontitis, una enfermedad que afecta los tejidos que sostienen los dientes y que puede provocar su movilidad o incluso su pérdida. Además, el sarro contribuye al desarrollo de caries, ya que las bacterias metabolizan los azúcares de los alimentos y generan ácidos que dañan el esmalte dental.

Por esta razón, es fundamental acudir regularmente al dentista para una limpieza profesional, ya que el sarro acumulado no puede eliminarse con las técnicas de higiene caseras.

Impacto del sarro en la sensibilidad dental y el aliento

Uno de los efectos menos conocidos del sarro es el aumento de la sensibilidad dental. Esto ocurre cuando la acumulación de sarro causa la retracción de las encías, exponiendo partes del diente que no están protegidas por esmalte, lo que genera molestias ante el consumo de alimentos fríos, calientes o ácidos.

Además, la descomposición de restos de comida atrapados en el sarro y la proliferación de bacterias pueden causar mal aliento (halitosis), afectando la confianza y bienestar de la persona.

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En casos avanzados, el sarro puede derivar en infecciones más graves que comprometen no solo la salud de los dientes y encías, sino también la del hueso que los sostiene. Por ello, la prevención y el tratamiento oportuno son clave para mantener una boca sana.

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