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Comer alimentos muy salados podría desencadenar depresión, según nuevos estudios

Este hallazgo sugiere que el exceso de sal podría estar vinculado a alteraciones emocionales en los humanos, abriendo nuevas posibilidades para tratamientos relacionados con el sistema inmunitario.

CIUDAD DE MÉXICO.- El consumo elevado de sal es conocido por sus efectos negativos en la salud cardiovascular y renal, pero un reciente estudio ha revelado un impacto menos conocido: su vínculo con la depresión. Investigadores de la Universidad Médica de Nanjing, en China, han identificado cómo una dieta alta en sal puede desencadenar comportamientos depresivos en ratones. Este hallazgo proporciona una nueva perspectiva sobre cómo la alimentación influye en la salud mental, más allá de los factores tradicionales como el estrés o la genética.

Un descubrimiento sobre el consumo de sal y la depresión

El estudio, publicado en The Journal of Immunology, ofrece una explicación biológica sobre cómo el consumo excesivo de sal activa una respuesta inmunitaria específica en el cerebro, provocando alteraciones en el estado emocional de los animales. Según los resultados, la citocina IL-17A juega un papel clave en la conexión entre una dieta rica en sal y los comportamientos depresivos observados en los ratones.

Modelo experimental y cambios conductuales

Para evaluar los efectos de la sal, los investigadores alimentaron a un grupo de ratones con una dieta que contenía altos niveles de sal durante un periodo de 5 a 8 semanas. A diferencia de los ratones alimentados con una dieta estándar, los que recibieron una dieta salada mostraron un comportamiento menos explorador, más ansiedad y mayor inmovilidad, lo que se interpretó como signos de desesperanza, un indicador clásico de depresión en modelos animales. Sin embargo, no se observaron cambios en el peso corporal ni en la presión arterial, lo que sugiere que los efectos fueron específicos del sistema nervioso.

Este patrón de comportamiento también fue observado en un grupo de ratones sometidos a estrés físico, lo que permite a los investigadores comparar los efectos de la dieta salada con el estrés como modelo de depresión. Sin embargo, la diferencia clave radicó en que los cambios conductuales de los ratones alimentados con sal no se debieron a un deterioro físico general, sino a alteraciones emocionales vinculadas a la respuesta inmunitaria.

IL-17A: La molécula clave en la depresión

El descubrimiento más relevante fue el aumento significativo de la citocina IL-17A en los ratones que consumieron sal. Esta molécula inmunitaria está asociada tanto con enfermedades inflamatorias como con síntomas depresivos. Los investigadores encontraron niveles elevados de IL-17A en el bazo, la sangre y el cerebro de los ratones con dieta rica en sal, lo que sugiere que la sal activa una respuesta inmunitaria que afecta el sistema nervioso central, alterando el estado emocional de los animales.

Para validar esta hipótesis, los científicos utilizaron ratones modificados genéticamente sin la capacidad de producir IL-17A. Estos animales no desarrollaron comportamientos depresivos, lo que refuerza la idea de que la citocina es esencial para que se presenten los síntomas depresivos en presencia de una dieta alta en sal.

Las células inmunitarias como mediadoras del efecto

Los investigadores también identificaron las células responsables de la producción de IL-17A en los ratones alimentados con sal. Se descubrió que las células inmunitarias γδT17, una subpoblación de linfocitos, eran las principales productoras de esta citocina. Estas células se activaron especialmente en los tejidos del cerebro, el bazo y la sangre. Cuando se administró un anticuerpo que bloquea estas células, los síntomas depresivos desaparecieron en los ratones, incluso sin modificar la dieta, lo que sugiere que la activación de las γδT17 es crucial para el efecto de la sal sobre el estado de ánimo.

Este hallazgo es particularmente relevante porque podría abrir nuevas vías terapéuticas para tratar la depresión, basadas en la modulación del sistema inmunitario, en lugar de solo centrarse en neurotransmisores o tratamientos farmacológicos tradicionales.

Implicaciones para la salud humana

Aunque el estudio se realizó en ratones, los resultados tienen importantes implicaciones para la salud humana. Este hallazgo sugiere que el exceso de sal podría ser un factor subestimado en la aparición de alteraciones emocionales y depresión. Las dietas occidentales, que suelen ser altas en sal y alimentos procesados, podrían estar contribuyendo a un aumento en los casos de trastornos depresivos en la población.

Además, el estudio refuerza la importancia de seguir recomendaciones dietéticas como la dieta DASH o la mediterránea, que promueven el consumo de alimentos frescos y bajos en sodio. Reducir el consumo de sal podría convertirse en una herramienta adicional para cuidar la salud mental, complementando los enfoques tradicionales de tratamiento de la depresión.

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Un camino hacia nuevas terapias

Este estudio abre una nueva vía para el tratamiento de la depresión, al vincularla con el sistema inmunitario y la dieta. El bloqueo de la producción de IL-17A o la inhibición de las células γδT17 podría convertirse en estrategias complementarias a los tratamientos actuales, como la psicoterapia o los antidepresivos. A medida que se realicen más investigaciones en humanos, estos descubrimientos podrían tener un impacto significativo en la forma en que entendemos y tratamos la salud mental.

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