Diálogos diversos
El martes pasado después de participar en una charla en un programa de radio, un buen amigo me saludaba y a la vez me decía a tono de broma “qué bueno que no hablaste con -chayotazo- de por medio”. Como el tema que abordamos en el programa se refería a las elecciones 2015, el comentario que me hacía se refería a lo que en la jerga del periodismo se conoce cuando un trabajador de la información es “comprado” con dinero a cambio de no informar o cambiar el enfoque de la información. Claro está, y es evidente, no soy periodista y muchos asuntos especializados en asuntos de prensa disciplinariamente me quedan muy lejos. Sin embargo, algunos profesores somos privilegiados al tener un espacio en prensa o radio para verter alguna opinión sobre el contexto, los asuntos públicos, coyunturas específicas, y eso implica un grado alto de responsabilidad sobre lo que uno escribe o dice. Por lo mismo el comentario me llamó la atención al grado de que empecé a preguntarme sobre el sentido ético de los comunicadores o las empresas responsables de emitir información al hacer de la noticia un instrumento manipulable y, peor aún, de desinformación ante una sociedad que justo requiere de noticias de calidad, apegada a los hechos, sin maquillaje o línea de algún grupo élite asociado al poder político. Así que indague un poco sobre lo que la gente piensa y conoce de los principales comunicadores en México, esos que cada mañana muy tempranito, a medio día, o bien por la noche, se encuentran emitiendo noticias. Entre algunos estudios me encontré una encuesta que levantó a mediados de febrero la empresa Parametría, en la que se preguntó si conocían y cuál es la opinión sobre algunos comunicadores mexicanos. Los resultados mostraron que algunos de los comunicadores más importantes de la televisión mexicana registran un descenso en la opinión que los ciudadanos tienen de ellos. Por ejemplo, las dos cadenas más grandes de televisión en el País (Televisa y TV Azteca) cuentan con los comunicadores más conocidos, y según la encuesta, con mejor imagen en la población. En cuanto a la opinión efectiva (que resulta de restarle a la evaluación positiva la evaluación negativa) los resultados muestran que Adela Micha y Javier Alatorre seguido de Joaquín López Dóriga son los mejor posicionados. Sin embargo, periodistas que no pocos afirman que tienen una línea editorial más crítica, mejores entrevistas, y periodismo de investigación de mayor profundidad como Carmen Aristegui (a propósito de su conflicto con la empresa que trabajaba), Denisse Maerker, o incluso, Ricardo Rocha, se encuentran por debajo de los conductores que cada noche o mañana los encontramos en los principales noticieros. Lo anterior tiene un significado importante considerando que los medios de comunicación juegan un papel relevante en la construcción de ciudadanía. Una gran cantidad de información que emiten esos conductores lo van repitiendo en los espacios domésticos los ciudadanos comunes. Por lo mismo, debe preocuparnos el gran detalle de que en medio del buen propósito de informar a la sociedad se encuentran “carretadas de dinero” público y privado que distorsiona el propósito último de cualquier medio de comunicación. Es cierto, no hay que esconder lo evidente, años electorales son sinónimo de ganancias para muchos medios de comunicación y aquí en México los medios son negocios bastante cotizados, que puede influir en que realmente la democracia sea un asunto de segunda categoría. Por eso no se equivoca la hipótesis que sugiere “la espiral del cinismo” que refiere que los medios de comunicación gustan de trabajar con el “enfoque de juego” o “estratégico” en el que prefieren posicionar a ganadores y perdedores, matizan el conflicto, dan lugar a los chismes, en lugar de posicionar un enfoque temático que indague sobre las causas, los factores que explican los problemas que padecemos. En otras palabras, trabajar sobre por qué las cosas son así, meterse en las “tripas” de los sucesos y decir las cosas cómo son. Pero para eso se requiere algún tipo de regulación ética, y por supuesto, conductores y periodistas con altos grados de responsabilidad. Por eso cabe preguntarnos: ¿Y en Sonora cómo andamos?
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí