Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / notamigracion

Eduardo Ruiz-Healy

Los golpes bajos se dan en cualquier organización humana. Los ataques velados o abiertos contra alguno de sus miembros se originan, por ejemplo, cuando una persona pretende restarle poder a otra, cuando alguien busca ocupar el puesto de su superior jerárquico, cuando un individuo busca eliminar de la escena a quien percibe como una amenaza a su posición, Basta que haya a dos o más personas ambiciosas dentro de una organización para que se dé una pugna por el poder. Y la experiencia demuestra que quienes compiten entre sí son capaces de utilizar cualquier arma con tal de ganarle al contrario. Entre estas armas está la intriga, que es una acción oculta que alguien realiza con el fin de perjudicar al contrario. En los 37 años que llevo en el oficio periodístico he escuchado todo tipo de intrigas que buscaban desprestigiar a algún político o funcionario renombrado. Una de las más burdas es la que busca poner en duda la sexualidad de una persona. No sé cuantas veces alguien me ha asegurado que alguien es gay o bisexual, como si eso fuera importante y pudiera afectar su desempeño. A quienes me han tratado de enganchar con este chisme les pregunto si tienen prueba alguna de lo que afirman y, claro, acaban aceptando que no. Desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió su cargo hay quienes me dicen que los principales funcionarios de su Gobierno son igual o más corruptos que los que acompañaron a Enrique Peña Nieto durante su gestión. A estas personas les pido que me demuestren que algún funcionario es corrupto y me contestan que lo escucharon de otro, pero que le van a pedir las pruebas para dármelas, algo que finalmente nunca ocurre. También me dicen que el servidor público que acusan “es corrupto, pero no tonto” y que por ello es imposible demostrar sus malos manejos. La peor de las respuestas es: “No te puedo dar la información porque hago negocios gracias a él”. O sea, el indignado ciudadano acusa de corrupto a quien le permite ganar dinero previo pago de un moche, comisión o “mordida”. Otra manera de intrigar en el ámbito político busca crear la idea de que el blanco del ataque está a un paso de renunciar a su cargo, ya sea porque está inconforme con su trabajo o porque su superior está decepcionado de su desempeño. Quien origina y promueve el rumor de una probable renuncia busca debilitar la imagen pública del contrario. Por ejemplo, ayer un columnista político me aseguró que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, está por renunciar y que será reemplazada por el consejero jurídico de la presidencia, Julio Scherer Ibarra. A mi interlocutor le contesté que a Sánchez Cordero la están renunciando desde antes de que ocupara el cargo y que el rumor seguramente lo originó alguno de los que afanosamente buscan sustituirla. Hace unos días se difundió que habría renunciado Marcelo Ebrard, algo que fue desmentido tanto por el presidente López Orador como por el vocero de la secretaría de Relaciones Exteriores. Cuando de renuncias de funcionarios se trata, la única de a de veras es la que se presenta, se anuncia públicamente y se hace efectiva. Todas las demás no pasan de ser chismes o rumores promovidos por intrigantes que buscan debilitar y aniquilar al contrario.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados