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Una explicación

La cultura grecorromana era muy creativa al bautizar metafóricamente su ámbito, daba nombres caprichosos para explicar lo que en aquellos tiempos era inexplicable.

La cultura grecorromana era muy creativa al bautizar metafóricamente su ámbito, daba nombres caprichosos para explicar lo que en aquellos tiempos era inexplicable, costumbre colmada de una exuberante imaginación al momento de nombrar aquellos fenómenos que rebasaban la razón imperante.

Siete Bueyes sería el significado de la palabra latina Septentrión, Septen-Trionis. Con este nombre viajeros de la época identificaban a un conjunto de estrellas que al atardecer despuntaban al Norte, cúmulo de luces parpadeantes que incluía a la Osa Mayor, la Osa Menor y otras cinco más; en su fecunda imaginación, unos tímidos destellos se transformaban en un sosegado conjunto de bueyes que dócilmente recorrían la noche para guiarlos. La palabra se generalizó en aquel mundo latinizado y con ella se identificaban posiciones geográficas al Norte, tiempo después los españoles bautizarán al Norte de la Nueva España como el Septentrión, en numerosos textos así como en mapas quedará registrado este término con el que se reconocerá lo que hoy es nuestro territorio.

Ya en el virreinato lo nombrarán como el Septentrión Novohispano, tierra peligrosa e inexplorada para aquellos europeos ávidos de inmortalidad, que adueñados de una excitada imaginación construían expectativas grandiosas. En esta región habitaban culturas que tenían una existencia dilatada, y que se encontrarían con aquellos europeos que buscaban tener el dominio pleno de un vastísimo territorio. La experiencia resultó complicada y en muchos casos el intento resultó funesto. La soledad y lejanía, la hostilidad natural de los pueblos originarios, aunado a los factores que atraían a los europeos como la evangelización, la búsqueda de riqueza, así como la urgencia de la Corona por dominar un área inmensa, complicó la estancia y dominio.

A pesar de las dificultades, con los siglos la región fue construyendo una personalidad propia. La convivencia, nunca sencilla ni apacible, dio como resultado una sociedad de frontera peculiar. Adicionalmente se tenía un clima adverso, una geografía accidentada; escasa población y una guerra casi permanente, toda esta combinación dará como resultado la edificación de pueblos dispersos con escasos habitantes y en una situación de orfandad institucional.

Paradójicamente se produjo un efecto notable, del virreinato al México independiente aquellas familias que habitaban estos pequeños pueblos desarrollaron un sentido de pertenencia admirable, el arraigo se profundizó y provocó una consistente tradición cívica en generaciones posteriores. Algunos pueblos originarios se sumaron al mestizaje, unos más se remontaron para buscar protección en la distancia, otros permanecieron beligerantes y administrarían su hostilidad.

Tristemente fueron víctimas de despojos y acciones abominables por parte de las autoridades de la época, pero también la población criolla tuvo desgracias y sufrió acciones atroces. Con el tiempo unos y otros formarían una sociedad compleja, y los descendientes de aquel conjunto de culturas y orígenes distintos aprenderían a vivir en un ambiente azaroso pero también esperanzador, que con el paso del tiempo sería el hogar de todos: Sonora.

He decidido bautizar este espacio como Septentrión, recordando a nuestros antepasados que habitaron desde hace siglos esta tierra, siempre con la intención de construir un mejor lugar para vivir, más allá del origen, credo o ideología. Lo primero, explicar el nombre del espacio y su trascendencia histórica. Lo segundo, dar las gracias a Luis Alberto Healy por la invitación y su cálida hospitalidad.

Hoy en estos días de vértigo y temores, aquellos apacibles bueyes que acompañaban a los viajeros no han desaparecido, ahí siguen, lo único que hay que hacer es elevar la mirada, buscar los destellos en la noche mansa de nuestros tiempos y ahí, seguramente nos encontraremos.

Joaquín Robles Linares N.

Ex presidente de la Sociedad Sonorense de Historia, colaborador en temas históricos, políticos y culturales distintos medios de comunicación. Ex funcionario cultural. actualmente dedicado a su práctica privada como odontólogo.

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