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Primer año

El pasado 28 de enero del presente El Colegio de Sonora cumplió 41 años de vida como Centro de Investigación en Ciencias Sociales.

El pasado 28 de enero del presente El Colegio de Sonora cumplió 41 años de vida como Centro de Investigación en Ciencias Sociales. Sin embargo, apenas el pasado 25 de agosto también de este año, esa casa académica cumplió su primer aniversario como institución pública autónoma (o plenamente autónoma) dedicada a la investigación científica y la educación superior, dotado de plena capacidad jurídica y patrimonio propios, que ejercerá sus funciones académico científicas, dictará sus propios ordenamientos, organizará su funcionamiento y aplicará sus recursos económicos en la forma que estime conveniente, tal como reza el artículo 1° de la Ley Orgánica publicada en 1985 y reformada el año pasado.

Pasaron cuatro décadas para que un Gobierno estatal en turno mirara de forma diferente a la institución, o para decirlo de forma más precisa, tuvo que llegar un proceso electoral diferente como fue el de 2021 para que uno de los candidatos escuchara y comprendiera bastante bien los problemas financieros de la institución cuando los lacayos (no encontré otra expresión) del priismo y el panismo, en sus mejores momentos, buscaron hacer poco por esa institución de excelencia. Alguien de la burocracia del sector educativo del sexenio pasado me dijo alguna vez: “A ustedes nadie los conoce…”. Más antes, otro lacayo del priismo señalaba de manera convencida: “Lo que se necesita son profesores que tomen el gis y el pizarrón, la investigación no sirve para nada”; peor aún, hubo que batallar cientos de veces con un funcionario que, paradójicamente, su servilismo para su grupo de poder, pero especialmente, su trabajo sucio de recortar presupuesto sin miramiento a las instituciones de educación, lo hacía sentir importante. Firmó un tiempo como subsecretario de Planeación y Administración, y más antes tuvo otros cargos, pero sin duda es alguien sin importancia que conformaron esa camada de burócratas de perfil gris e incompetente.

Es cierto, también hubo algunos funcionarios del pasado que, de alguna manera, desde sus posiciones, buscaron apoyar a El Colegio debido a que compartían la misión y visión de un Centro de Investigación, pero fueron los menos. Y ese es el problema. Alguna literatura señala que las elecciones democráticas sirven para procesar conflictos y al final puedan encontrarse soluciones. Para eso son las campañas, para pisar el camino y ver qué problemas hay para resolver. Es redundante decir que el tema de la educación es crucial, pero si los funcionarios solamente miran a la educación básica, tal como se ha concebido hasta el momento, un proyecto estatal o nacional tiende a fracasar.

Mucho tiempo he sostenido que en el sexenio pasado se le dio la espalda a la educación superior, al menos a las instituciones dotadas de autonomía como es la Universidad de Sonora, además de El Colegio de Sonora y el Itson en donde prevalecía una ambigüedad respecto a su autonomía. Los afectados siempre nos preguntábamos sobre las razones de batallar años tras año con el tema presupuestal, las incongruencias de recibir, a veces, un presupuesto más bajo con respecto al año anterior, o lo más triste, dejar de percibir el presupuesto asignado por el Congreso debido a los recortes que le pedían a ese funcionario de marras que cité atrás.

Por ello, en este primer pastel de aniversario de la autonomía plena a esa casa de estudios se debe reconocer nuevamente las gestiones del Gobernador en turno por haber sido tan receptivo al anhelo de la comunidad la comunidad de El Colegio de Sonora de gozar de una autonomía que le permita, en el futuro, gozar de un presupuesto justo.

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