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Las campañas

Se trata de noventa días en las que se van a escuchar, en el plano formal, las propuestas de gobierno de cada competidor buscando los votos suficientes que les permita acceder al poder.

Juan  Poom Medina

Según el numeral 1 del artículo 242 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, “la campaña electoral… es el conjunto de actividades llevadas a cabo por los partidos políticos nacionales, las coaliciones y los candidatos registrados para la obtención del voto”. De igual manera, el numeral 4 del mismo artículo señala que “tanto la propaganda electoral como las actividades de campaña… deberán propiciar la exposición, desarrollo y discusión ante el electorado de los programas y acciones fijados por los partidos políticos en sus documentos básicos y, particularmente, en la plataforma electoral que para la elección en cuestión hubiere registrado”.

Lo anterior es un ejemplo breve de lo que el diseño institucional establece claramente sobre lo qué pueden hacer las y los competidores durante esta fase denominada campañas electorales que iniciaron el día de ayer 1 de marzo y que deben concluir el 29 de mayo del presente. Se trata de noventa días en las que se van a escuchar, en el plano formal, las propuestas de gobierno de cada competidor buscando los votos suficientes que les permita acceder al poder y empezar a implementar políticas públicas. Sin embargo, también en el desafortunado plano informal, se auguran días intensos y se agudizará la política de baja calidad durante estos meses.

En esta semana escuchaba al profesor Lorenzo Meyer de El Colegio de México decir que, pese a todo el mundo de información y saturación de datos electorales “estamos aprendiendo en este tema, y todo porque apenas estamos teniendo elecciones ahora sí competitivas”. Su colega de programa, la profesora María Amparo Casar, le atajaba la idea diciendo que el aprendizaje viene desde las elecciones del año 2000 a la fecha, “ya hay un camino recorrido…”

Este par de comentarios me dejaron pensando en el escenario con la que se inician las campañas pese al recorrido del sistema político mexicano: Una democracia representativa defectuosa, no existe discusión de altura, hemos transitado de un régimen autoritario a otro en el cual la polarización juega un papel central, y el giro a la izquierda en el País es un proyecto en curso mal entendida por miles de ciudadanos-votantes. A ello podemos sumar que la nueva oposición, es decir, los que antes gozaron del poder político no presentan propuestas alternas y los grupos políticos de elite siguen abusando de las posiciones en donde no se hace campaña para acceder al poder.

Por otra parte, el Gobierno en turno que antes fue oposición, su comportamiento desde el poder batalla para que su enfoque de Gobierno se enmarque en algunos segmentos del electorado. Así han perdido a un número importante de académicos, de empresarios, personalidades de la sociedad civil, e incluso, hasta en algunas iglesias el debate ha tomado impulso entre feligreses y líderes religiosos. Es cierto, 5.5 años es poco tiempo para afianzar un modelo de Gobierno, aunque su ventaja son los números en las encuestas y eso es sumamente importante.

A todo lo anterior se puede añadir que bastó un solo día, ayer viernes, para escuchar que detrás de la campaña de la oposición será infundir la idea de que la ciudadanía tiene miedo. No sé quién fue el inventor de esta estrategia, pero no es una propuesta contundente ni de altura. Infundir o promocionar miedo fueron estrategias de las viejas dictaduras militares. Aparte, según recuerdo, ya intentaron usar esa idea y fracasaron en el propósito. Las campañas son para promocionar proyectos claros y plausibles en lugar de discursos que sugieran cómo se puede mejorar el “estatus quo”. Por lo mismo veo a un partido en el Gobierno en zona de confort.

Doctor en Ciencia Política por la Flacso-México