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La (e)lección del 2 de junio

Los resultados deben motivar a reflexiones profundas tanto para ganadores como para perdedores.

ÁGORA

Son muchos los saldos que deja el proceso electoral de este 2 de junio. Los resultados deben motivar a reflexiones profundas tanto para ganadores como para perdedores (sobre todo para estos últimos).

Comparto con usted algunas primeras ideas, a vuelapluma, a escasos ocho días de la elección.

1. La victoria contundente del oficialismo en la Presidencia de la República nos deja un mensaje claro: Estamos ante un México distinto y sólo el tiempo y las decisiones que tome Claudia Sheinbaum y su gabinete nos dirán si es mejor o peor. Lo que es un hecho es que, ante la contundencia de la victoria presidencial, resulta imprescindible entender esta nueva realidad.

2. La confianza que los mexicanos depositaron en Morena al refrendar su continuidad en el poder, echa por tierra también esa narrativa clasista del clientelismo de las clases bajas. Algunos estudios que conocimos esta semana (Mitofsky, N+, El País, entre otros) arrojan que clases medias y altas, también votaron por Sheinbaum. Bien haría la oposición en revisar con detenimiento este comportamiento del electorado y reconstruir su relato.

3. A pesar de la aplastante victoria en la Presidencia, hay también un pluralismo que se expresa en la configuración de las cámaras de Diputados y Senadores y que no debemos perder de vista.

El miércoles pasado iniciaron los cómputos distritales en más del 60% de las casillas y para este domingo tendremos más claridad de cómo podrían conformarse las bancadas en ambas cámaras. Como sucede en cada elección, estos cómputos suelen mover (poco) el tablero, particularmente en la composición legislativa.

Por lo pronto, vale la pena echar una mirada a los resultados de la elección: La coalición gobernante (Morena, PT y PVEM) obtuvo el 54.1% de los sufragios en la Cámara de Diputados (29.4 millones de votos); mientras que la oposición alcanzó el 41.9% (22.7 millones).

En el caso del Senado los números son más o menos similares: Morena y aliados alcanzaron el 54.8%, lo que equivale a 30.5 millones de votos, y la oposición logró el 41.4%, con 23 millones de votos.

Lo que sigue es estar atentos a la distribución de las diputaciones y senadurías de representación proporcional y, sobre todo, de los límites de la sobrerrepresentación que mandata el artículo 54 de la Constitución. Esto es clave para el devenir de la República.

4. A pesar de los resultados antes descritos (aplastante triunfo en la Presidencia y la composición de las cámaras), es interesante imaginar el futuro

de la oposición. Me queda la impresión de que el sistema de partidos como lo conocemos está fracturado y tanto el PAN como el PRI deberán replantearse su futuro. De continuar con un discurso solo de crítica frontal al poder, sin realizar un mea culpa de lo ocurrido en los últimos años, su futuro se avizora poco promisorio. Acción Nacional debería considerar retomar sus principios y ondear de nuevo la bandera de la “brega de eternidad” de la que hablaban sus fundadores. A juzgar por los números, el panorama para el PRI se ve más complicado.

5. Movimiento Ciudadano hizo su tarea. A pesar de las vicisitudes que enfrentó a lo largo del proceso, se queda con un nada despreciable 10% de votación, que le da un buen margen para seguir creciendo y hacer florecer la semilla que sembraron en esta elección.

6. Otra vez el sonorense dio muestra de su escasa afección por acudir a las urnas. Nuestra participación fue apenas del 50%, lo que ubicó a nuestra entidad en el penúltimo lugar de participación. Hay un arduo trabajo por hacer para revertir estos números y es una tarea que nos compete a todos: Organismos electorales, instituciones educativas, medios de comunicación, organizaciones civiles, etc.

Aquí las primeras reflexiones; de los saldos en lo local platicaremos en próximas entregas.

DORIS ARENAS

Maestra en Estrategias de Comunicación Política y Social; gerente de Noticias de Telemax.