El edificio más hermoso
El hombre puede lograr grandes proezas, pero una superior a todas es la santidad, por la que vale la pena todo esfuerzo.
1 PARA SABER
Cuando se trata de edificios ecológicos sostenibles, Singapur impresiona, ya sea en creatividad, en el alto uso de elementos sostenibles o en grandeza. Jardines horizontales y verticales, techos y paredes verdes en hoteles, universidades o casas son verdaderos espectáculos al aire libre. Ha sido considerada la ciudad más verde de Asia. En su reciente viaje apostólico a Singapur, el papa Francisco inspirándose en la belleza de las grandes y osadas arquitecturas que la hacen tan famosa y fascinante, quiso recordar que el origen de estas imponentes construcciones, como de cualquier proyecto positivo, no está en primer lugar, como muchos piensan, en el dinero, la técnica o la ingeniería, aunque son útiles e imprescindibles, sino en el amor, porque “el amor construye”, como dice san Pablo.
De hecho, dice el papa Francisco, no existe una obra buena detrás de la cual no haya mujeres y hombres frágiles, como nosotros, para los cuales sin amor no hay vida ni razón para actuar ni fuerza para construir. Si existen estas edificaciones es porque el amor ha prevalecido sobre el odio, la generosidad sobre el egoísmo y la indiferencia. Sin el amor nada se podría hacer.
2 PARA PENSAR
Si bien son de asombro las obras que salen de las manos de las personas, son más admirables las que repercuten en la misma persona. Muchos artistas lo consiguen con su constancia y esfuerzo. Uno de ellos fue el considerado mejor bailarín de la historia: Vaslav Nijinsky, leyenda de la danza, dejando un enigma por sus movimientos y el asombro por sus saltos nunca superados.
Nijinsky, tenía la capacidad de saltar en el aire y lograr, antes de volver a caer al suelo, cruzar sus pies hasta 10 veces. Algo prácticamente imposible pero que Nijinsky lo hacía con toda naturalidad y sencillez. Saltaba en vertical con una potencia inaudita y luego parecía quedarse suspendido en el aire durante un instante que parecía eterno, para luego caer de la manera más delicada. Aquellos saltos traían de cabeza a otros bailarines, tanto que en un ensayo otro bailarín se le acercó asombrado y le preguntó a Nijinsky: “¿Cómo logra usted eso?” Y Nijinsky le contestó: “Muy sencillo. Basta con dar un salto y quedarse parado un momento en el aire”.
3 PARA VIVIR
El hombre puede lograr grandes proezas, pero una superior a todas es la santidad, por la que vale la pena todo esfuerzo. Lo mejor del asunto es que es accesible a todos, pues Dios desea conceder la santidad al que se perfeccione en el amor: Construir en el amor a Dios y al prójimo.
Así, el edificio más hermoso, el tesoro más precioso, la inversión más rentable a los ojos de Dios somos nosotros mismos, sus hijos amados, llamados a su vez a difundir el amor. Dios nos ha creado para amar y nuestro amor lo reflejará si respetamos a todos, independientemente de su raza, credo u otro aspecto. Esto lo vemos en los santos, hombres y mujeres conquistados por Dios, hasta convertirse en su imagen viva. Sobre todos en la Virgen María, en quien el amor del Padre se dio en la ternura de una madre, que todo lo comprende y perdona, y que nunca nos abandona. Por ello tenemos en ella nuestra esperanza.
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