A prueba el modelo de AMLO
Tenemos que ver la viabilidad del modelo implementado por AMLO pero ahora bajo el mando de la Presidenta
La llegada de Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República plantea una serie de expectativas. A algunos les ilusiona, a otros les mortifica y a otros más los mantiene a la expectativa de cómo se va a comportar la primera mujer en alcanzar la primera magistratura del País. Pero más allá de eso, esta sería la primera gran prueba de la 4T como modelo de Gobierno, distinto al neoliberal pero que se pretende mejor, sin la presencia de un personaje omnipresente y todopoderoso, a veces mesiánico y otras, dueño casi absoluto de la verdad.
Obvio me refiero al presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, que está viviendo ya sus últimas horas en el cargo y quizá cuando usted amable lector me haga el favor de leer esto, él se encuentre empacando algunas de sus pertenencias para terminar de abandonar Palacio Nacional y dejárselo a la doctora Sheinbaum y a su señor esposo.
Tenemos que ver la viabilidad del modelo implementado por AMLO pero ahora bajo el mando de la Presidenta. Decir primero los pobres y repartir el dinero de los contribuyentes entre ellos es muy popular, pero no resuelve los problemas, si acaso mitiga los efectos temporalmente. Claudia no tiene porqué ser igual de popular que su antecesor, no deberíamos esperar eso de ella y mucho menos pedírselo. Hay ámbitos del ejercicio de Gobierno que son muchísimo más importantes que ello y es ahí donde se probará la capacidad de ella y su gabinete.
Decían que por el bien de todos, primero los pobres. Acto seguido se invirtió de una forma inesperada el modelo y se destinan inmensas cantidades de recursos públicos para mitigar la pobreza. Hoy ese exitoso proyecto para darle a los pobres un poco de lo que los neoliberales les quitaron, ha comprometido las finanzas públicas, al grado de que el Gobierno está gastando más de lo que ingresa.
Nadie niega que sea necesario destinar recursos a loa más necesitados, de hecho es importante seguirlo haciendo al menos hasta que tengan los medios para cubrir por su propia cuenta las necesidades básicas. En todo caso la duda es de dónde va a seguir saliendo el dinero que se necesita para ello, es decir que la economía nacional tiene que crecer lo suficiente para generar impuestos abundantes que acaben convertidos en apoyos sociales, entre otras cosas. Sobre todo porque don Andrés ya se gastó buena parte de los guardaditos que le habían dejado los neoliberales.
Total, que tengo la impresión de que a la verdadera Claudia Sheinbaum la vamos a conocer después del martes 1 de octubre. Y no digo que eso sea malo… no tengo elementos para asegurarlo.
Pero de lo que sí estoy seguro y se los dije en la colaboración de la semana pasada, es que el sistema político mexicano está diseñado para ejercer el poder a plenitud por una sola persona. Y esa es Claudia. De hecho sería lo más correcto y si hay a quien le dé nostalgia la figura del ex, pues que se vaya a acompañarlo a su rancho. No se ofendan, hasta en Morena saben que debe retirarse ya.
Pero mientras eso sucede, ayer estuvieron en Sonora el saliente y la electa, recibidos con todos los honores por el gobernador Alfonso Durazo, quien por cierto parece estar transitando bastante cómodo en este cambio de gobierno, porque lo mismo fluye con Andrés que con Claudia. Miren, creo que la tribu yaqui no debiera tener la menor queja ni con el presidente López Obrador ni con el gobernador Durazo.
Hay constancia del trato preferencial que se le ha dado tanto desde el estado como la federación. Y me parece que eso merece al menos un trato respetuoso tanto para el presidente como para el Gobernador. En fin, que para la próxima colaboración ya tendremos nueva presidenta y el escenario nacional será distinto al que vemos este sábado.
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