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Trump... de nuevo

En su incontinencia oral Trump ha amenazado a México, insultado incluso, de muy diversas manera, en al menos tres rubros de peso para nuestra economía y soberanía

El próximo lunes 20 toma posesión como presidente de los Estados Unidos Donald Trump.

Llega al puesto por segunda vez y arriba con una agenda más bien agresiva y con la convicción de que su elección lo coloca como una suerte de celador del devenir mundial, comisionado para forzar a naciones y pueblos a marchar a su paso, acompasados, sumisos y orientados al objetivo de proteger los intereses y prioridades de su país.

Su rústica concepción de diplomacia, y de democracia, consiste en amenazar a gritos y sombrerazos y tratar de imponer su exigua visión del mundo, a vecinos y foráneos, como si el resto del orbe debiera plegarse a sus fobias, sus puntadas y sus amagos.

Es el presidente de una de las naciones más poderosas, pero conviene subrayar que su divisa “hacer a América grande otra vez”, hace evidente un cierto desasosiego por la competencia que significa, como potencia mundial, China, que no parece dispuesta a inclinarse ante un rival un poco entumido y pasmado por los apremios de un nuevo orden internacional, que intenta despuntar, un tanto vacilante, pero innegable.

En su incontinencia oral Trump ha amenazado a México, insultado incluso, de muy diversas manera, en al menos tres rubros de peso para nuestra economía y soberanía: Primero, la amenaza de imponer un arancel del 25% a lo que nos compran es un sinsentido mayúsculo pues una tasa tal, si bien nos afectaría sobremanera, también sería un golpe contra la economía y la vida de la población allende la frontera; además, tal bravata pone en entredicho un tratado entre nosotros, Canadá y EUA, que nos ha beneficiado, sin duda, pero también a muchos sectores de la economía estadounidense que no se quedarán calladitos.

Por otra parte, si intenta concretar su fanfarronada de imponer un arancel del 10% a todos los países que les proveen de insumos y mercancías, podría desatar una cadena de represalias de muchas economías que podrían desestabilizar la estructura comercial global.

Eso daría que pensar a sus asesores, industriales y banqueros que dependen de recursos del exterior para surtir a sus habitantes, y comerciar con ese mundo que el Donald desprecia.

No será fácil imponerlos...

Ha afirmado que deportará a millones de indocumentados provenientes de México, en su palabrería simplista incluye ahí a todos los latinoamericanos, que considera una carga para su país. Es verdad que por allá viven millones de trabajadores que cruzaron de forma irregular; pero que lo hacen porque su fuerza de trabajo tiene gran demanda en oficios necesarios, complicados y mal pagados, y representan una contribución importante para la economía y la vida de los estadounidenses.

Es probable que sí realicen redadas y maltraten a muchos por ser de tez morena y no contar con los papeles adecuados. Difícilmente podrá expulsar a tantos millones que contribuyen con su labor afanosa, a su vida y economía, pero sí conseguirá una propaganda teñida de inhumanidad, que le permita afirmar que cumple con sus promesas. A nosotros nos puede colocar en una situación compleja: Planear y recibir a muchos miles seguramente en pésimas condiciones, desarraigados de casa y familia, extraños ya en sus terruños. Tenemos que prepararnos.

Otra amenaza inminente es declarar a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas lo que, en su unilateral regulación les permitiría ingresar a México y atacarlos en nuestro territorio. Según su cerril concepción tendrían derecho a entrar con sus ejércitos para terminar con quienes trasladan hacia el suyo los estupefacientes que demanda sin medida, y con poco control, una porción considerable de sus pobladores.

Parece inconcebible que se atrevan a invadir nuestro País, por más que algunos vendepatrias en los medios lo aplaudan. Debemos calificar como cómplices de los cárteles a los fabricantes y distribuidores de armas que provocan inseguridad y muerte en nuestro País. Es su mismo gobierno quien cobija a los que arman a los narcotraficantes, y pretenden cargarnos con la culpa de sus desarreglos...

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