Trumpadas...
Esta semana Donald Trump se dedicó a agredir a sus vecinos, comportándose como un matón de barrio que insulta y golpea a sus vecinos con el pretexto de que lo amenazan, o quizá sólo porque “lo miran feo”.
Esta semana Donald Trump se dedicó a agredir a sus vecinos, comportándose como un matón de barrio que insulta y golpea a sus vecinos con el pretexto de que lo amenazan, o quizá sólo porque “lo miran feo”.
Hace unos días tuvo la torpeza de llamar a la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, para ofrecerle comprar Groenlandia, sin que mediara aviso o proyecto, porque considera a la isla algo fundamental para la seguridad de “América”, como insiste en llamar torpemente a los EUA, una fracción minoritaria de este continente más vasto y diverso de lo que él es capaz de concebir.
Cuando la primera ministra respondió que la isla no está a la venta, la amenazó con imponer aranceles a lo que ellos importan de esa nación europea. “La gente no está enterada si Dinamarca tiene derechos legales sobre la isla –afirmó- pero si los tienen, deben renunciar a ellos porque nosotros la necesitamos para nuestra seguridad nacional. Me refiero a la protección del mundo libre”. continuó.
Su bravata puso en alerta a los daneses y a otras naciones europeas con quienes tienen los EUA, desde 1949, una alianza militar intergubernamental (OTAN), para defenderse de agresiones externas, en ese tiempo el comunismo; poco imaginaban que la embestida brotaría desde uno de sus socios fundadores.
Pero sus amagos han estado dirigidos sobre todo a América Latina. Amenaza con poner aranceles a lo que les vendemos, de hasta un 25% sobre el costo. Lo absurdo es que su planteamiento no parece captar que eso encarecería lo que sus conciudadanos consumen, con un sobreprecio no pequeño.
A esta majadería le suma otra intimidación, más racista y sustancial: Va a deportar a todos los indocumentados -latinos, ningún europeo o asiático- que viven y trabajan en su territorio, aseveró; ya ha mandado varios vuelos militares con personas sin papeles, muchos de Trumpadas... los cuales han trabajado duro para ellos, por sueldos más bien exiguos y también injustos.
Con esa medida está presumiendo ante sus electores, muchos tan ignorantes y aislados del mundo como él, que los está protegiendo. Para eso ordenó que no se respetaran los derechos humanos de los deportados, y que fueran subidos a aviones casi de carga, esposados y encadenados para mostrarlos como criminales cuya expulsión hará más seguras a sus comunidades. Está usando esas imágenes para que sosieguen los miedos y ansiedades de un segmento de su sociedad que sólo atina a concebir sus propios aprietos como construidos desde el exterior, versión un tanto falaz, pero sostenida por la narrativa de sus políticos y sus medios de comunicación.
Para lograrlo tiene la complicidad de los medios de comunicación, suyos y muchos nuestros también, que presentan como válidas sus acciones, y desprecian las de los funcionarios latinoamericanos que se le oponen. El caso de Gustavo Petro, presidente de Colombia es persuasivo: Cuando se enteró que Trump había mandado aviones militares de carga con ciudadanos colombianos encadenados y como bultos, protestó y se negó a recibirlos por el maltrato en que los trasladaban.
Cuando el Donald amenazó con aranceles, Petro respondió de igual modo: Tarifas a lo que nos pretendas vender. Ambos personajes comenzaron una negociación y el resultado fue que los expulsados fueron trasladados en aviones colombianos de pasajeros, sin grilletes y con dignidad. Y ninguna de las dos naciones impondrá aranceles a la otra. Sin embargo, muchos diarios y noticieros, incluso algunos mexicanos, comentaron falsamente que Trump doblegó a Petro.
Ahora bien, lo que parecen ocurrencias, puede ser una estrategia en la que el Trump juega un papel acorde con su condición medio trastornada, pero que apoya las ambiciones de sectores significativos del vecino país, que intenta subyugar a cercanos y foráneos, y forzar una alianza protectora frente a los embates de un competidor formidable, China, un país en crecimiento acelerado, con una población inmensa y disciplinada, que puede colocarse como potencia preponderante por el resto del siglo...
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