Ante la indiferencia de Trump, frenar el tráfico de armas depende del Gobierno de México
Desde 1990, los homicidios en México han aumentado de manera alarmante, reflejando la incapacidad de los gobiernos para frenar la violencia.
Desde 1990, los homicidios en México han aumentado de manera alarmante, reflejando la incapacidad de los gobiernos para frenar la violencia. Durante el sexenio de Carlos Salinas se registraron 67 mil 525 homicidios. Con Ernesto Zedillo, la cifra aumentó un 18.1%, alcanzando 79 mil 759. Con Vicente Fox, los homicidios bajaron un 24.7%, situándose en 60 mil 073. Pero la mejoría se desmoronó con Felipe Calderón y su “guerra contra el narco”: Los homicidios crecieron un 103.6%, llegando a 122 mil 319. Enrique Peña Nieto no solo fracasó en contener la violencia, sino que la agravó con 150 mil 451 homicidios, un 23% más que en el sexenio anterior. Y con Andrés Manuel López, gracias a su política de “abrazos, no balazos”, la cifra alcanzó su máximo histórico: 188 mil 987, un 11.2% más que con Peña Nieto.
Tan solo en los primeros tres meses de la presidenta Claudia Sheinbaum se registraron 7 mil 288 homicidios. Los datos disponibles sugieren que la cifra mensual está bajando.
El problema no es solo la violencia en sí, sino las herramientas que la alimentan. Del total de homicidios, cerca del 70% fueron cometidos con armas de fuego, lo que refleja la facilidad con la que los criminales acceden a pistolas, escopetas y rifles de asalto. En 2017, el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales de Ginebra estimó que en México había 16,809,000 armas en poder de civiles. De ellas, solo 3,118,592 estaban registradas ante las autoridades. Desde entonces, han entrado al País 1.6 millones de armas ilegales, elevando el total a 18,409,000 no registradas.
El lunes pasado, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que EEUU ayudaría a frenar el tráfico de armas. Pero Donald Trump, quien para sus campañas electorales recibió decenas de millones de dólares de la industria de las armas representada por la Asociación Nacional del Rifle (NRA), no se ha pronunciado al respecto, generando dudas sobre si apoyará o no los esfuerzos de México.
Según datos de 2019, aproximadamente 208 mil 800 armas ingresan ilegalmente a México cada año, es decir, 580 diarias. Estas armas llegan mediante tráfico hormiga, compartimentos ocultos en vehículos, túneles, corrupción aduanera y envíos de partes para ensamblaje. Los arsenales incluyen pistolas (50%), rifles (33%), revólveres (9%) y escopetas (6%), además de fusiles de asalto, sin olvidar el temido Barrett calibre .50. Muchas provienen de ferias de armas en EE.UU., sobre todo en California, Arizona, Nuevo México y Texas, donde la regulación es laxa.
El gobierno, lejos de contener esta avalancha, apenas decomisó 28 mil 159 armas durante todo el sexenio de AMLO. Una cifra insignificante frente a la magnitud del problema.
Dado que EE.UU., por la Segunda Enmienda a su constitución, difícilmente endurecerá sus leyes, México debe tomar medidas urgentes: Eliminar la corrupción en aduanas, reforzar los controles en la frontera Norte y aplicar penas severas a traficantes de armas.
La seguridad del País no puede depender de potencias extranjeras. Depende de que su gobierno cierre las fronteras a las armas de fuego, hoy controladas por el crimen organizado.
Esperemos que Claudia Sheinbaum logre lo que sus antecesores no quisieron o pudieron: Detener la entrada de armas al País y decomisar las que ya hay dentro del territorio nacional. “Por causa de Trump ha aumentado en Estados Unidos el precio de la cerveza mexicana”.
Sucederá ciertamente -lo estoy escuchando yaque alguien le recordará su mamá al tal Presidente.
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