Prioridades y alternativas para enfrentar la crisis hídrica de Hermosillo

Y sin embargo

Los hermosillenses ya estamos enterados de que no ha llovido en dos años, de que las presas están secas o secándose y de que la ciudad está por enfrentar una falta de agua para mayo o junio de este año 2025.

Si las tendencias siguen como hasta ahora, el organismo Agua de Hermosillo calcula que, para mayo y junio, cuando las temperaturas suban a más de 40 grados y se eleve el consumo de agua de la ciudad, habrá un déficit de 1,000 litros por segundo para el suministro de la red urbana. De 5,000 litros por segundo que se requieren, sólo se podrá suministrar 4,000 litros. Esto significa que el 20% de la población carecerá de agua y que habrá restricciones para obtener el agua corriente 24/7. Será un serio trastorno y crisis para la ciudad.

La crisis se resolverá, por lo pronto, cuando comience a llover en julio… si es que llueve lo suficiente para recargar las presas y acuíferos. Si sólo llueve poco, la crisis se repetirá nuevamente con mayor intensidad en el próximo año 2026.

¿Qué alternativas de solución hay?

Para atender esta crisis hay dos acciones que pueden tomarse: Una es buscar nuevas fuentes de abasto de agua que permitan subsanar el déficit de 1,000 litros de este verano y la otra es reducir y moderar nuestros consumos (o demanda) de agua desde ya para ahorrarla y que la restricción del verano sea menos severa.

Para aumentar las fuentes de abasto de agua se requiere, por un lado, rehabilitar y hacer más eficientes los pozos existentes, así como transferir, desde ya, derechos de agua de la agricultura circundante para redirigirla a la ciudad. Esto significa costos importantes tanto para pagar la renta de pozos agrícolas como para construir las obras necesarias para reconducir el agua a la ciudad. Por otro lado, para reducir los consumos y demanda de agua, se requiere principalmente que el organismo rehabilite la red de distribución, habilite los sectores hidrométricos para detectar reducir pérdidas e instalar medidores a la mayor cantidad posible de tomas. Con esto se reduciría el agua no contabilizada (o pérdida) y nos alcanzaría por más tiempo.

El problema es que todo esto requiere dinero, mucho dinero, de manera inmediata para enfrentar con éxito esta crisis. Un poco más de fondo, el problema es que muchos hermosillenses no pagan el agua y el organismo está quebrado, no de este trienio, sino desde mucho antes. Según esto, durante la pandemia el organismo llegó a perder un millón de pesos diarios. Supongo que actualmente se ha logrado reducir ese déficit operativo y no sé si haya alcanzado el equilibrio financiero, pero no lo sé a ciencia cierta.

Urge que este asunto financiero no se politice y se resuelva de manera favorable para los hermosillenses y para la ciudad. No es momento para reclamos y evasivas. Esto va sobre todo al Congreso del Estado.

Por supuesto, cada uno de los hermosillenses debemos de apoyar a atenuar esta situación moderando nuestros consumos, tapando nuestras fugas internas, reutilizando nuestras aguas grises y, muy importante, pagando nuestros recibos de agua.

No está Hermosillo para presas

El Gobierno del Estado y la Conagua traen el plan de construir tres presas nuevas para la ciudad de Hermosillo. Para ello están destinando desde 7 mil millones de pesos y parece que quieren iniciar este año.

Una opinión muy difundida es que hacen falta estudios y difusión de las características y alcances de este proyecto. Incluso podemos considerar que primero hay que resolver las pérdidas que se dan en la red urbana, de otra manera es echarle agua a un tambo agujerado. Además, está la oposición de las comunidades afectadas por dichas presas. Por si lo anterior fuera poco, con los aranceles de Trump, se avizora una recesión económica que obliga a ser más cuidadoso con el gasto público. Por lo anterior, convendría que el proyecto de las presas se posponga para mejores tiempos y se atiendan y resuelvan primero las emergencias de la sequía.