Oportunidades
Desafortunadamente regresamos a gobiernos de despilfarro irresponsable, sin respeto a la ley, corrupción desenfrenada, instituciones débiles y organizaciones intermedias.
Una semana para la historia. Estamos observando el fin abrupto de un sistema de comercio internacional diseñado hace ocho décadas durante la Segunda Guerra Mundial. Los mercados de capitales y de deuda siguen la trama con ansiedad traducida en volatilidad donde las valuaciones de portafolio sufren pérdidas o ganancias millonarias.
En el reduccionismo simplista que tanto gusta a nuestros gobernantes afirman que esa turbulencia no nos afectará dado lo alejado que estamos los mexicanos de los mercados de valores internacionales y sobre todo porque ellos tienen un maravilloso plan. Planes que como he reiterado en otras ocasiones tienen ese elemento cuatroteísta que no son un plan.
Siguen propalando imaginarios planes ante una debacle, aferrados a su narrativa de ideas inconexas, sin estructura, sin definiciones, sin recursos, sin métricas, sin transparencia, sin intención de cumplir promesas y por lo observado sin capacidad de reacción ante los nuevos escenarios. El arte de gobernar en tiempos de incertidumbre no se les da. La incertidumbre que genera la volatilidad de los mercados en el exterior tiene repercusiones en lo local.
El crecimiento económico tan anunciado gracias a la relocalización de empresas no se está dando, inversiones nuevas en manufactura o ampliaciones de capacidad están en pausa, las cadenas de suministro interrumpidas. No tardan las afectaciones en economías locales, consumo, generación de empleos, recaudación, expectativas.
Si a esto le sumamos el golpe a la certidumbre generado internamente ante una inminente transformación del Poder Judicial diseñada con afanes de captura sin buscar mejorar así como la orgía perpetua en los que se han convertido los recintos legislativos asociados con ejecutivos oficialistas al promulgar leyes cada día más absurdas, abusivas y autoritarias, el escenario en los próximos trimestres de no modificar el actuar del oficialismo, agravará de recesión a una depresión.
En cumplimiento de ley la Secretaría de Hacienda presentó “Pre Criterios Generales de Política Económica para 2026”, un valioso documento de ficción que exhibe la rigidez con que pretenden enfrentar un entorno económico turbulento.
En una economía cuyos indicadores indican recesión insisten en anclar proyecciones para 2025 en un crecimiento de 1.5 a 2.3% del PIB y de 1.5 a 2.5% del PIB para 2026. Aceptan que no van a contener el gasto público al incrementar de 25.5 a 25.7% del PIB el gasto neto y que su proyección de deuda incrementa de 51.4 a 52.3% del PIB. El derroche de recursos y endeudamiento para sufragar el gasto corriente de manera irresponsable en busca de diferir enfrentar la realidad nos recuerda aquellas finanzas públicas de los setentas.
Afortunadamente hoy en día México cuenta con un banco central independiente, banca comercial con suficiente capital, apertura comercial y una sociedad más activa. Desafortunadamente regresamos a gobiernos de despilfarro irresponsable, sin respeto a la ley, corrupción desenfrenada, instituciones débiles y organizaciones intermedias aduladoras al servicio del gobernante.
La transformación del comercio internacional llama a un papel más asertivo y propositivo del Gobierno federal. La apertura comercial que vino a transformar la economía de México a partir de 1986 cuando De la Madrid firma la adhesión al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), el Tratado de libre comercio en la administración de Salinas de Gortari y su renegociación bajo Peña Nieto con la concurrencia de López Obrador son claros ejemplos de que en negociaciones asimétricas sí se pueden lograr beneficios.
La contradicción inherente de un diseño de comercio internacional que impulsa una globalización de productos generando una gran intimidad económica entre las naciones y a la vez manteniendo una esquizofrénica distancia cultural, política, institucional y legal no se va a resolver con un mensaje en redes sociales ni con efímeras pausas en barreras comerciales.
El diseño de Bretton Woods acordado en 1944 se agotó. Bajo su legado se han enfrentado grandes crisis con dramáticas modificaciones como el abandono del patrón de oro e imposición de aranceles temporales de 10% por parte de Estados Unidos bajo Nixon, la unificación monetaria europea y globalización financiera.
En materia comercial al no lograrse una Organización Internacional de Comercio se construyó en un esfuerzo multilateral un acuerdo (GATT) en 1947 que evolucionó a la Organización Mundial del Comercio en 1994. No aventuraría aún cuáles serán las reglas de lo que será el nuevo diseño en un mundo cada día más globalizado en lo financiero y comercial con grandes diferencias culturales, políticas e institucionales. En lo que sí parece haber consenso global, menos en México, es en la importancia de justicia pronta y expedita con independencia judicial para resolver conflictos entre particulares.
En otros países, al igual que en México, también observamos repudio de gobernantes a someterse ante resoluciones judiciales, no obstante ser regímenes democráticos, diseñados expresamente con separación de poderes.
Ante la crisis se presenta la oportunidad de fincar las bases del futuro. Habrá que buscar guías que nos indiquen el camino, una versión moderna que al igual que Virgilio y Beatriz guiaron a Dante en su recorrido nos ayuden a salir de estos círculos. Si quienes gobiernan siguen atados al pasado defendiendo privilegios y rentas habrá que inventar el futuro sin ellos, romper ataduras. Es tiempo de ciudadanos comprometidos en construir.
Óscar F. Serrato Félix es padre de tres, ciudadano, empresario, analista y optimista.
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