Roberto Canessa conmueve a Hermosillo con su conferencia ‘Sobreviví a los Andes’
El sobreviviente de los Andes narra su historia de esperanza en el auditorio INAM
HERMOSILLO, SONORA.- Este sábado 6 de abril, la ciudad de Hermosillo recibió la visita de Roberto Canessa, uno de los sobrevivientes de la tragedia de los Andes, cuya historia inspiró la exitosa película “La Sociedad de la Nieve”, dirigida por el cineasta español J.A. Bayona.
El evento, celebrado en el auditorio del INAM, congregó a cientos de personas ávidas por escuchar su asombrosa historia de supervivencia. A pesar de que la conferencia estaba programada para comenzar a las 7:00 p.m., Canessa hizo su aparición aproximadamente a las 7:30 p.m., siendo recibido con una gran ovación por parte del público. Con su característico sentido del humor, Canessa inició el evento expresando: “Si venía por aplausos, ya me puedo ir”.
El auditorio, repleto en su máxima capacidad, escuchó atentamente mientras Canessa relataba los detalles de aquel fatídico 13 de octubre de 1972, cuando su avión se estrelló en el páramo de la cordillera andina, conocido como el Valle de las Lágrimas, en la frontera entre Chile y Argentina. Él y otros 15 sobrevivientes lucharon por su vida durante 72 días, enfrentándose a temperaturas extremas, avalanchas y tormentas de nieve, llegando al grado de tener que alimentarse con los cadáveres de sus compañeros fallecidos.
Su vida antes del accidente
Canessa narró su juventud en el barrio de Carrasco, donde asistió al Colegio Stella Maris, una institución que sus padres eligieron porque enseñaba religión e inglés. Durante esos años escolares, formó un equipo de rugby llamado “Old Christians Club”. Tuvieron que elegir este deporte porque, según las autoridades escolares, el fútbol no era “lo suficientemente cristiano” para la institución.
A la edad de 19 años, siendo estudiante de medicina de segundo año y novio de Laura Surraco, Canessa enfrentó una prueba de vida o muerte.
El 12 de octubre de 1972, un avión Fairchild FH-227D de la Fuerza Aérea Uruguaya, que transportaba a los miembros del club de rugby Old Christians y a sus seres queridos, se estrelló en los Andes debido a condiciones climáticas adversas y un error de navegación del piloto. Canessa relata cómo, en medio de la tragedia, adoptó una posición fetal para protegerse durante el impacto. Sobrevivió, pero se encontró en una situación adversa donde la adaptación rápida era crucial y donde llegó al límite de tener que ingerir carne humana.
“Las especies que no se adaptan son las que más fallecen. Porque hay que adaptarse rápido. Yo escuché lo que decían mis amigos, me parecía sensato, me parecía que era absolutamente repugnante pero yo tenía claro que iba a tratar (de sobrevivir)”, dijo Canessa. “Porque la vida es así. Tienes que tratar de hacer las cosas”.
Yo miraba a los muertos y les tenía envidia. ¿Sabes lo mal que tienes que estar para tenerle envidia a un muerto? Yo lo miraba y decía “loco, qué gran negocio hiciste. Porque no sufrís más”, dijo.
El uruguayo destacó que, entre los sobrevivientes de la montaña, se dieron grandes muestras de solidaridad, empatía y genuina camaradería. Describe cómo entre ellos surgió una suerte de sociedad de la nieve, donde cada uno contribuía con su vocación, liderazgo, fuerza, sentido del humor y afecto, trabajando juntos para satisfacer las necesidades básicas y sobrevivir. Juntos vaciaron el interior del avión para convertirlo en refugio, fundieron hielo para obtener agua potable, crearon raquetas de nieve hechas con cojines de los asientos, curaron a los heridos y, aquellos en mejor condición de salud como él mismo, realizaron varias expediciones por los peligrosos senderos montañosos.
Sobrevivió por su madre
El uruguayo reveló que la motivación principal para sobrevivir provino de un profundo deseo de no causarle dolor a su madre. Para explicarlo, Roberto recordó un día que él y su madre fueron al entierro de un amigo y ahí observaron a la madre del fallecido deshecha en llanto.
“Roberto, sí a mí se me muere un hijo, yo me muero de tristeza”, le dijo su madre en aquel momento. “Que a mí en la vida no me toque que se muera un hijo porque yo no puedo seguir viviendo”.
Y a mí eso se me quedó en la mente. Se me quedó que no me podía morir, que yo tenía que decir ‘mamá, no llores más que estoy vivo’. Yo tenía que hacer todo lo posible y si eso era comerme un muerto, me iba a comer un muerto. Y me lo comí”, dijo Canessa en la conferencia.
Esa determinación lo llevó a tomar medidas desesperadas, incluyendo la de emprender una larga travesía de 10 días a través de la nieve junto a Nando Parrado para buscar ayuda, una decisión que logró salvarlos a todos.
Una historia de supervivencia y amor
Tras caminar durante días, Canessa y Parrado se encontraron con el arriero chileno Sergio Catalán, quien abandonó su trabajo para recorrer 80 kilómetros y pedir ayuda para los uruguayos sobrevivientes. “¿Cuántos son capaces de dejar todo por ayudar a alguien que no conoce? Tenemos que cuidar a los arrieros del mundo”, dijo Roberto con afecto.
Tras ser rescatados, el sobreviviente reveló cómo su novia Laura Surraco, quien nunca perdió la esperanza de volverlo a ver, fue a verlo al hospital. Laura misma salió al escenario para compartir la incertidumbre que vivió con su desaparición y la alegría de volverse a ver.
Junto a ella, Canessa regresó a Uruguay para graduarse como médico y especializarse en cardiología pediátrica. También fundó la Fundación Corazoncitos, donde brinda atención a niños con enfermedades cardíacas congénitas. En la conferencia habló sobre lo especial que es para él tener la oportunidad de salvar estas vidas. Finalmente, Canessa respondió a varias preguntas del público, firmó autógrafos y se tomó fotografías con sus seguidores.
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