El valor de la prevención
Prevenir el cáncer de mama es fundamental para reducir su incidencia y mejorar las tasas de detección temprana, lo que aumenta significativamente las posibilidades de tratamiento exitoso.
Autoexploración mamaria
Realizarse esta revisión de manera mensual puede ayudar a detectar cambios tempranos en los senos, como bultos, dolor o cambios en la textura de la piel.
También es importante acudir al médico para exámenes clínicos periódicos, al menos una vez al año a partir de los 25 años, según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Mamografía
Es una herramienta esencial para detectar el cáncer de mama en sus primeras etapas, incluso antes de que se presenten síntomas.
Se recomienda que las mujeres mayores de 40 años se realicen una mamografía cada uno o dos años, dependiendo de sus factores de riesgo personales, tal como lo indica la Secretaría de Salud.
Peso saludable
El sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo de cáncer de mama, especialmente después de la menopausia; mantener un peso corporal adecuado mediante una alimentación equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico puede reducir este riesgo, según los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Actividad física
El ejercicio regular ayuda a reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama; la Sociedad Norteamericana contra el Cáncer (ACS) recomienda al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad vigorosa cada semana.
Consumo de alcohol
Éste ha sido identificado como un factor de riesgo para el cáncer de mama; se sugiere limitar la ingesta de alcohol a no más de una bebida al día, ya que un mayor consumo está directamente relacionado con un incremento en el riesgo.
Tabaquismo
Fumar, especialmente a una edad temprana, se asocia con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer, incluido el de mama; igualmente, evitar y la exposición pasiva al humo del cigarro es una de las formas más efectivas de protegerse ante este padecimiento.
Lactancia materna
Amamantar durante al menos seis meses reduce el riesgo de cáncer de mama, tanto en la madre como en el bebé, según la información proporcionada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Este beneficio está relacionado con los cambios hormonales que ocurren durante la lactancia y que protegen las células mamarias.
Historial familiar
Las mujeres con antecedentes de cáncer de mama en su familia tienen un riesgo más alto de desarrollarlo; es importante discutir este historial con un médico, quien podría recomendar pruebas genéticas o estrategias de detección temprana personalizadas.
Fuentes:
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)
Secretaría de Salud
Organización Mundial de la Salud (OMS)
Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS)
Instituto Nacional de Cancerología (INCan)
Instituto Nacional de Salud Pública (INSP)
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Asociación Mexicana de Lucha contra el Cáncer (AMLCC)El valor de la prevención
Prevenir el cáncer de mama es fundamental para reducir su incidencia y mejorar las tasas de detección temprana, lo que aumenta significativamente las posibilidades de tratamiento exitoso.
Recopilación: Teresa Solano
Autoexploración mamaria
Realizarse esta revisión de manera mensual puede ayudar a detectar cambios tempranos en los senos, como bultos, dolor o cambios en la textura de la piel.
También es importante acudir al médico para exámenes clínicos periódicos, al menos una vez al año a partir de los 25 años, según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Mamografía
Es una herramienta esencial para detectar el cáncer de mama en sus primeras etapas, incluso antes de que se presenten síntomas.
Se recomienda que las mujeres mayores de 40 años se realicen una mamografía cada uno o dos años, dependiendo de sus factores de riesgo personales, tal como lo indica la Secretaría de Salud.
Peso saludable
El sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo de cáncer de mama, especialmente después de la menopausia; mantener un peso corporal adecuado mediante una alimentación equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico puede reducir este riesgo, según los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Actividad física
El ejercicio regular ayuda a reducir el riesgo de desarrollar cáncer de mama; la Sociedad Norteamericana contra el Cáncer (ACS) recomienda al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad vigorosa cada semana.
Consumo de alcohol
Éste ha sido identificado como un factor de riesgo para el cáncer de mama; se sugiere limitar la ingesta de alcohol a no más de una bebida al día, ya que un mayor consumo está directamente relacionado con un incremento en el riesgo.
Tabaquismo
Fumar, especialmente a una edad temprana, se asocia con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer, incluido el de mama; igualmente, evitar y la exposición pasiva al humo del cigarro es una de las formas más efectivas de protegerse ante este padecimiento.
Lactancia materna
Amamantar durante al menos seis meses reduce el riesgo de cáncer de mama, tanto en la madre como en el bebé, según la información proporcionada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Este beneficio está relacionado con los cambios hormonales que ocurren durante la lactancia y que protegen las células mamarias.
Historial familiar
Las mujeres con antecedentes de cáncer de mama en su familia tienen un riesgo más alto de desarrollarlo; es importante discutir este historial con un médico, quien podría recomendar pruebas genéticas o estrategias de detección temprana personalizadas.
Fuentes:
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)
Secretaría de Salud
Organización Mundial de la Salud (OMS)
Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS)
Instituto Nacional de Cancerología (INCan)
Instituto Nacional de Salud Pública (INSP)
Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Asociación Mexicana de Lucha contra el Cáncer (AMLCC)
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