Familia de sepultureros nogalenses preparan la última morada terrenal de personas que fallecen
Ricardo Galván junto a sus dos hijos y tres hermanos han preparado la tumba de miles de nogalenses que han partido de este mundo
NOGALES.- Para Ricardo Galván Aceves, de 50 años de edad, el ser sepulturero desde los 15 años, es un trabajo que siempre le ha gustado y que incluso dos de sus hijos y tres hermanos también realizan esta actividad, sin prejuicios, por lo que cree que es algo que lo traen en la sangre ya que a otra gente no les gusta esta labor.
Manifestó que tiene alrededor de 35 años trabajando en la funeraria Aguirre y desde hace tiempo su hijo Kevin, de 19, ya comenzó a ayudarle porque es algo que también le gusta y piensa “heredarle” el puesto.
Su otro hijo, Daniel, de 24 años, ya tiene varios años trabajando en la funeraria Municipal al igual que un hermano, de nombre Rubén, de 34, mientras que otros dos de sus consanguíneos, Víctor Manuel y Gerardo, de 35 y 40, respectivamente, laboran en la funeraria Noriega, desde hace años.
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Cuando se reúne toda la familia o con amistades bromean entre ellos sobre su trabajo en el sentido de que ya tienen asegurado el entierro y de quién se va a llevar primero a quién, o de la “mejor competencia” ya que laboran en tres distintas funerarias y sacan muchas ocurrencias, dijo riendo con naturalidad.
Inicio
“Aunque ahora ya traigo una cuadrilla de tres empleados que me ayudan para hacer todo el proceso de una sepultura, desde la excavación hasta la colocación y cierre de la lápida, yo inicié como sepulturero (cavador) a los 15 años de edad, en el Panteón Nacional número 1, de la calle Reforma.
“Primero fue por necesidad y después me gustó ya que comencé a asimilar el ambiente de aflicción que rodea este trabajo, porque al principio sentía un nudo en la garganta de ver a la gente triste o llorando, más cuando se trata de un niño, o joven por muerte inesperada”, reveló.
Después se fue imponiendo, aunque ha habido ocasiones en las que ha tenido que sepultar a un ser querido, ya sea un familiar o amigo, confió Ricardo al observar que sin embargo alguien tiene que hacer este trabajo.
Comentó que en sus 35 años de trabajar en la funeraria (cada una de estas empresas cuenta con sus propios enterradores), le ha tocado hacer sepulturas en todos los panteones que hay en este municipio que son 10, incluidos el de Mascareñas y El Cíbuta.
Cuatro sepulturas diarias
Galván Aceves indicó que no se acuerda de cuántas sepulturas ha realizado en su vida, pero que han sido miles, calculando que hace un promedio diario de cuatro y el día con menos ha sido de dos, aunque ha habido un máximo de hasta seis, principalmente durante la pandemia, a pesar del incremento de las cremaciones.
¿Qué es lo más difícil de tu trabajo?, se le preguntó, “pues la verdad que aquí, casi todos los panteones están en cerros y las condiciones del terreno, desnivelado, duro o pedregoso hace la chamba más difícil. Desde las cinco de la mañana tenemos que empezar para que rinda.
“Pero el más difícil de todos los panteones es el de Los Cipreses, porque es donde la tierra está más dura y tardamos hasta dos días para una sepultura siendo que en otros lo hacemos regularmente en 5-6 horas”, contestó al agregar que sin embargo cuando llueve mucho o que está nevando la situación empeora, en todos los sentidos.
También se le inquirió que, si en todo este tiempo como sepulturero ha presenciado o sentido algo paranormal, como ver “fantasmas”, “bultos”, que se muevan los difuntos o algo así, y expresó que hasta ahora no le ha tocado nada extraño.
Pero otros compañeros sí le han contado que tuvieron incidentes o pequeños accidentes durante los entierros los cuales se prestan para comentarios de este tipo, apuntó al observar que en temporada de frío es cuando se incrementan más las sepulturas.
Procedimiento para una sepultura
Ya después que los administradores o encargados del panteón hacen las mediciones donde va a estar la sepultura, primero se efectúa la excavación y posteriormente se hace la gaveta de cemento, alrededor de la misma, luego se introduce el féretro, enseguida se pone un triplay de madera, luego una malla y se incrementa todo. Ahí termina este proceso, describió Ricardo Galván.
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