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¿Por qué faltan líderes?

Es la pregunta del millón. Si te das cuenta, luego de quejas y discusiones, siempre llegamos a la misma conclusión de que “nadie hace nada” y esto, traducido en español, significa: no hay liderazgos.

Es la pregunta del millón. Si te das cuenta, luego de quejas y discusiones, siempre llegamos a la misma conclusión de que “nadie hace nada” y esto, traducido en español, significa: no hay liderazgos.

Durante veinte años he tenido la oportunidad de estar en posiciones de liderazgo; desde una modesta agrupación estudiantil hasta un complejo grupo de profesionistas, sin olvidar el rol permanente de liderazgo que como padre de familia soy responsable de ejercer. En estas dos décadas he podido observar, e inclusive estudiar, las razones de fondo por las que no hay liderazgos. Hoy te comparto cuatro.

1.- Falta de interés. Cada vez es más frágil el compromiso que tenemos por servir a los demás. Veo con tristeza cómo algunos organismos empresariales andan buscando entre sus miembros a personas que quieran levantar la mano y decir “yo le entro, yo ayudo”. Los buenos sindicatos están desiertos, las iglesias vacías, los grupos de altruismo siguen siendo los mismos pero cada vez con el cabello más blanco. Reina el valemadrismo porque primero están las agendas personales.

2.- Igualitarismo. El concepto de autoridad se ha relajado, no respetamos a la autoridad porque la autoridad no se ha dado a respetar. Obsérvalo bien en todos lados: los padres queriendo ser “amigos de los hijos” por miedo a ser rechazados, el policía dejando pasar la infracción a cambio de “algo para los refrescos”, la pareja infiel, el profesor que no prepara sus clases, etc. Porque no hay autoridad, entonces nos asumimos iguales y por eso el caos. Toda sociedad debe tener autoridades; en la familia deben imponerse con amor y ternura los padres, en el salón de clase debe prevalecer la vocación y paciencia de los maestros, en la pareja deben someterse ambos a la comunicación y fidelidad, vamos, los ejemplos son obvios.

3.- Hiper-especialización. Yo soy partidario del enfoque, de la concentración de talento… pero sin olvidar el balance con las habilidades directivas, de comunicación, de interrelación con los demás. Tenemos personas talentosas especializadas en ensamblar cierto tipo de tornillo, pero torpes para pedir un aumento de sueldo, organizar una cena con amigos o enfrentar una crisis familiar.

4.- Relativismo. Hoy todo es válido por el hecho de que uno así lo piense porque “es mi opinión, es mi verdad”. ¡Cuidado! podrías estar cometiendo errores graves y quedándote atrás de los que sí avanzan con certeza. Por más que todos digan o voten que el cielo es verde, no lo es; por más que la Suprema Corte diga que es verde, no lo es; por más que la prensa insista, no lo es.

Por eso no hay líderes. Está en nosotros romper desde casa con el modelo que prevalece, aunque esté de moda en otros el “sentirse ofendidos”. Recuerda que hay que estar dispuestos a incomodar un poco a otros, con tal de descubrir algo más allá de lo que no vemos y conocemos.

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