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Miguel Venegas, nuestro primer historiador

Entre 1697 y 1767, es decir, en el lapso de setenta años, los jesuitas convirtieron el sistema misional de un éxito clamoroso en una retirada humillante.

Entre 1697 y 1767, es decir, en el lapso de setenta años, los jesuitas convirtieron el sistema misional de un éxito clamoroso en una retirada humillante. Su trabajo colectivo sólo trajo enfermedades y muerte a los indígenas y descrédito a su labor misionera. En 1767 fue expulsada la compañía de Jesús de los dominios del imperio español por decreto expreso del Rey Carlos III de la dinastía Borbón. Nuestra entidad, lo que era entonces la parte norte de la Baja California, apenas tuvo noticia de los empeños jesuitas. Sólo hasta mediados del siglo XVIII (alrededor de 1746) los integrantes de la Compañía de Jesús pudieron remontar los desiertos de la parte central peninsular y subir, por tierra o por mar, más allá del paralelo 28.

Pero aquí lo importante es ver las crónicas que los misioneros nos dejaron, las historias que decidieron mostrar al mundo para defender su causa, para fomentar una imagen favorable a sus esfuerzos y trabajos en esta lejana región del mundo. Y en tal empresa propagandística, en tal labor escritural, participaron muchos eminentes jesuitas del siglo XVIII. De entre ellos destaco a tres de ellos como los padres de la historiografía bajacaliforniana: Miguel Venegas, Andrés Marcos Burriel y Miguel del Barco, a los que poco después se añadirían Juan Jacobo Baegert y el más conocido de todos: Francisco Xavier Clavijero.

El historiador estadounidense Michael Mathes llamó a Miguel Venegas como el “protohistorador de las Californias”. Y lo llamó así porque su obra fue la primera crónica histórica de nuestra península, hecha a base de documentos oficiales y privados. Miguel Venegas nació en la ciudad de Puebla el 4 de octubre de 1680 y murió en 1764 en Chicomocelo, hoy estado de Morelos. Venegas entró a la compañía de Jesús a los 19 años de edad. De alumno aventajado pasó a ser un catedrático reconocido en el Colegio de San Pedro y San Pablo en la capital de la Nueva España, donde impartió clases de filosofía, retórica y teología moral. Por una mala práctica médica (sangrías) que le hicieron, quedó inhabilitado para seguir su trabajo docente en la tercera década del siglo XVIII, llevándolo a un retiro campestre que le proporcionó el tiempo y la tranquilidad para dedicarse a la investigación histórica los últimos cuarenta años de su longeva existencia, muriendo a los 84 años de edad.

En esos cuarenta años, el padre Miguel escribió docenas de obras con temas de su interés intelectual y de su devoción religiosa, desde manuales para párrocos hasta tratados de teología. Como hombre sedentario a pesar suyo, tuvo tiempo de soñar en la aventura de los misioneros jesuitas en las áridas tierras de la Baja California, lo que lo llevó a compilar todo lo que encontró sobre esta empresa evangelizadora, convirtiéndose así en el compilador y autor de una obra mayor, cuyo largo título explica la magnitud de su hazaña como cronista: Empresas apostólicas de los PP. Misioneros de la Compañía de Jesús de la Provincia de Nueva España obradas en la conquista de Californias debida y consagradas al patrocinio de María Santísima, Conquistadora de Nuevas Gentes en su Sagrada Imagen de Loreto. Un volumen de 701 folios que Venegas terminó en 1739.

Y no se conformó sólo con eso el padre Venegas, sino que envió cuestionarios con preguntas a las personas que habían sido parte de la empresa misional californiana, para que le dieran respuestas de primera mano sobre aquellos interrogantes que pesaban en su ánimo y de esa manera llenar los huecos informativos para completar su obra. Empresas apostólicas es, por donde se le vea, la primera obra panorámica que estudia, históricamente, la presencia occidental en la Baja California en diez libros. Su contenido va desde el descubrimiento de las Californias al gobierno misional después de su reducción a la fe, pasando por su conquista espiritual, el patrocinio real que recibieron los jesuitas, la fundación de las misiones y los progresos que tuvieron, la descripción de esta región en términos de historia natural, así como de sus habitantes en tiempos anteriores, del descubrimiento de islas y otros sucesos que Venegas consideraba importantes de mencionar. Este libro, que sólo se publicaría siglos más tarde, es la primera historia de Baja California desde el punto de vista religioso. Y por eso Venegas es nuestro historiador pionero. El que comenzó todo. El que abrió camino.

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