Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

Facundo Bernal: poeta joco-serio

Nacido en Hermosillo, Sonora, un 16 de octubre de 1883. Facundo Bernal fue el hijo primogénito del matrimonio formado por Facundo Bernal y Luisa López de Bernal.

Nacido en Hermosillo, Sonora, un 16 de octubre de 1883. Facundo Bernal fue el hijo primogénito del matrimonio formado por Facundo Bernal y Luisa López de Bernal. Su padre trabajaba como burócrata del gobierno de Sonora y su situación económica era precaria como ocurría con muchas otras familias sonorenses de la época anterior a la revolución. Facundo hijo estudió en el Colegio Sonora, escuela pública y de educación laica, hasta el cuarto grado de primaria. Como su padre murió muy joven, tuvo que entrar a trabajar en un puesto del gobierno, tan oscuro y miserable como el que tuviera su progenitor. A pesar de estos contratiempos, su educación continuó de forma autodidacta, gracias a que su madre era una buena lectora, que sabía de pintura y literatura, y cuyo gusto por el arte y la verdad lo supo inculcar a toda su familia.

Así, por malos que fueran los tiempos en la casa de los Bernal nunca faltaron los libros y las ganas de leerlos. Facundo leía a poetas como Garcilaso de la Vega, Francisco de Quevedo, Luis de Góngora y Lope de Vega, Rubén Darío y Amado Nervo. Esta cultura libresca no era nada extraña en el Hermosillo de entonces, donde existía una vida artística y cultural que se nutría de pequeñas pero bulliciosas comunidades de ciudadanos extranjeros, franceses, norteamericanos e ingleses cuya aparición coincidía tanto con los avatares políticos del imperio de Maximiliano como con las políticas de inversión extranjera auspiciadas por don Porfirio Díaz. Más estimulante para Facundo era su entrada al periodismo jocoserio, como él lo llamaba, en donde sus versos servían para hacer sátiras o parodias de poemas famosos pero con temas alusivos a situaciones personales o de su comunidad. Provocar la risa con versos que criticaran las modas y modos de la sociedad norteña de su tiempo fue el pasatiempo favorito de Facundo, que en los tiempos del coronel Esteban Cantú llegó a residir a Mexicali, donde prosiguió su oficio de periodista.

En Mexicali Facundo Bernal publica su primer y único poemario, Palos de ciego (1923), libro pionero de la poesía fronteriza, y su hermano menor, Francisco, nacido en 1896, se le une en el oficio de escribir versos para toda ocasión. Facundo adopta la poesía como un instrumento periodístico que le permite hablar con toda soltura de cualquier tema que sea de su interés. En Palos de ciego se versifica lo mismo sobre un juego de béisbol que sobre el incendio del barrio oriental de la Chinesca y, en muchos sentidos, el buen oído de Facundo le permite convertirse en el precursor de la poesía chicana medio siglo antes de que ésta apareciera.

Palos de ciego, como dijera su autor, tuvo este título “porque sus páginas fueron escritas apresuradamente, sin orden ni concierto, como destinadas a llevar la labor cotidiana de un periódico; título que bien podría aplicarse a cuantos asuntos de actualidad trata el moderno diarismo, pues los redactores tienen que incubar sus ideas al calor del tópico del momento, y bajo la tensión nerviosa que producen los linotipos pidiendo “copia”, o bien, implorando a las rebeldes Musas que se han declarado en huelga cansadas de dar a luz… En fin, aquí quedan estos pobres palos míos: Recíbalos el lector a sabiendas de lo que son: Toscos leños cortados al azar, que no sirviendo para otra cosa, quizá sirvan para combustible, y así se purifiquen de todo pecado, Amén”.

El libro contiene 44 composiciones y está dividido en tres partes. La primera contiene 22 poemas; la segunda 15 poemas, y la tercera únicamente 7. Los poemas de la parte primera tienen como objetivo principal hacer una crónica de los usos, creencias y costumbres de los mexicanos que vivían en Los Ángeles, ya fueran la credulidad ante las “Espiritistas”, o los “Paisanos en las playas” o los cambios culturales que trajo consigo “El radio y “las películas cortas”. Cualquier tema periodístico servía para que Facundo expresara, burlón, su punto de vista versificado, como ocurría en los poemas “Los Caseros” (un problema social), “La ola del crímen” (nota roja) o “José Fonseca” (el célebre vuelo de un piloto mexicano), lo importante era que el lector mexicano, poco acostumbrado a la lectura, no se aburriera leyendo el periódico, que autor y lector compartieran sus puntos de vista sobre sus experiencias en común. De ahí la vehemente defensa de lo mexicano que reluce en sus poemas. Para Bernal, la frontera es materia poética a trabajar, es lenguaje por crear.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados